El caso data de cuando Walter Mixa desempeñaba el obispado de Eichstätt, entre 1996 y 2005.
Augsburgo. La fiscalía de Ingolstadt inició investigaciones contra el cuestionado obispo Walter Mixa por presunto abuso sexual, confirmó hoy en Múnich una portavoz del ministro de Justicia de Baviera.
La noticia se conoció a través del rotativo "Augsburger Allgemeine Zeitung" y, según la información, las sospechas se refieren a un caso que data del tiempo en que Mixa era obispo de Eichstätt entre 1996 y 2005. De acuerdo con el periódico, fue la misma Iglesia católica quien solicitó la intervención de la fiscalía.
"En concordancia con la línea estipulada por la Conferencia Episcopal Alemana se dio conocimiento del caso a las autoridades pertinentes y se hizo la denuncia", dijo hoy una portavoz del obispado.
El 21 de abril, Mixa había puesto ya su renuncia a disposición del Vaticano. Sin embargo, no lo hizo por el presunto caso de abuso sexual que ahora se conoce, sino por numerosas acusaciones según las cuales, durante el periodo en que fue párroco de la ciudad de Schrobenhausen (1975-1996), acostumbraba a golpear brutalmente a niños y jóvenes internados en el hogar que estaba a su cargo.
Al principio el obispo negó las acusaciones y aseguró "desde lo más puro de su corazón" que nunca había ejercido violencia contra jóvenes o niños. Más tarde, sin embargo, admitió que había dado golpes y pidió perdón por todos los errores que pudo haber cometido.
Esos son los únicos cuestionamientos que se hacen al religioso, al que también se acusa también de haber malversado una importante suma de dinero.
A fines de abril se informó a la opinión pública que por disposición de Mixa se había pagado con fondos de la Fundación de Niños Expósitos de Schrobenhausen una importante suma para la adquisición de antigüedades, vino, alfombras, diversos muebles y un solarium para el hogar.
Después de que salieran a la luz las acusaciones, Mixa dijo que no había actuado del todo correctamente con la "asignación financiera" al adquirir esos bienes, y que más tarde había convocado a un bufete de abogados de Múnich para que auditaran los movimientos de dinero.
Después de que en todo Alemania se elevaran voces que exigían su renuncia, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, arzobispo Robert Zollitsch, solicitó públicamente a Mixa que abandonara su cargo, en un gesto que hasta ahora no tiene precedentes en la historia del catolicismo en Alemania.
Ese mismo día, Mixa puso a disposición del Vaticano su renuncia.
Con ella quería librar a la Iglesia de los posibles daños que sus acciones acarrearan y posibilitar un nuevo comienzo, hizo saber la institución entonces.
A fines de abril, Zollitsch viajó junto con el presidente la Conferencia Episcopal de Baviera y arzobispo de Múnich, Reinhard Marx, a Roma, donde tuvo lugar una reunión en la que se informó sobre el caso al papa Benedicto XVI.
De la reunión surgió que la renuncia presentada por el obispo se analizaría detalladamente. La decisión última debe tomarla Benedicto XVI, ya que un obispo sólo puede abandonar su cargo una vez que el Papa haya dado su aprobación para que lo haga.
La Conferencia Episcopal Alemana no se pronunció sobre el caso.
"De nuestra parte no hay toma de posición", fue todo lo que dijo el portavoz de la entidad en Bonn, Matthias Kopp.
DPA
07 de mayo de 2010
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