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sábado, 22 de mayo de 2010

En el nombre de Dios

La literatura está poblada de curas torturados por las contradicciones que se suscitan dentro de ellos, en ocasiones alentadas por una vocación extraviada. Stendhal, Tolstoi, Sartre, Gide, Green, Eça de Queiroz, Galdós, son algunos de los muchos autores que han creado sacerdotes alejados del modelo de moralidad y bondad pregonado por la Iglesia católica.


Foto: Mondmann

Yolanda Rinaldi

Stendhal describe al Obispo de Agde, en Rojo y negro, ensayando frente al espejo, con un aire de gravedad, el modo de impartir las bendiciones. De golpe, la imagen plantea la idea de máscara. Agde asume una personalidad para realizar una actividad humana; de forma que hay en su actitud un oficio de vivir. El problema es que enmascarado, finge y mantiene de por vida ese desdoblamiento. Bachelard diría que toma esa máscara como un rostro.

Por fortuna es ficción y sólo la literatura es impostura. Al respecto, a lo largo de la historia de la literatura, infinidad de escritores han concebido personajes de curas católicos torturados y contradictorios, que los revelan prisioneros del doble amor: apegados a su dogma eclesial, pero exaltados ante el hervor incesante de la vida. Tolstoi, Sartre, Gide, Green, Unamuno, Eça de Queiroz, Sender, Bernanos, Arana, Bataille, France, Galdós, Chesterton, Guareschi, Miró, son algunos de los muchos autores que moldean el retrato vital de personajes de sacerdotes en conflicto. Que se construyen para oficiar misa y hablar del mal, de la resignación, del dolor, del sufrimiento, de la promesa de vida eterna. Inclusive, sin detenerse a reflexionar "si Dios oye nuestras oraciones o si incluso existe…", como plantean en un diálogo los sacerdotes en Narciso y Goldmundo, de Hermann Hesse.

En efecto, en la tradición religiosa se habla de que los sacerdotes son los intercesores entre los hombres y Dios; que mediante oraciones y sacrificios conceden imposibles… hasta la promesa de vida eterna; por consiguiente, no es una abstracción que Nietzsche, a ras de tierra, con su "piadosa" ironía e ingenio los denomine "profetas de la muerte".

La imagen intocada del sacerdote ha llegado a justificarse como parte de un orden más alto, de modo que nada hace suponer que la energía de la vida se agita en su interior y menos, aventurar que Clemente de Alejandría se equivocó al asegurar en El pedagogo que los sacerdotes curados ya de las pasiones, exhortan a los demás a cumplir con sus deberes para alcanzar la salvación; los sacerdotes forjan su tarea afianzados en su buena conducta. Stendhal no los concibe así, en Rojo y negro, Sorel se pregunta: "Todos esos curas bribones… ¿tendrán el privilegio de conocer la verdadera teoría del pecado?"

Lo anterior nos representa que en el "reino" terrenal, la conducta de los sacerdotes parte de un complejo esquema de comportamiento moral fijado por la jerarquía católica romana; conducido por una lógica sin falla. Si bien a veces se percibe la sospecha de que también privan la amistad y el afecto en asuntos de su responsabilidad. Ese parece ser el mensaje de la Iglesia católica que se demoró en actuar en el delicado tema que cimbra hoy los sótanos del vaticano. La Curia Vaticana vive una crisis de la que no se puede descargar.

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Gregorio Nacianceno, hacia el año 358 escribió con preocupación: "Se nos confía conducir la grey cuando todavía no hemos aprendido a apacentarnos bien a nosotros mismos", al vislumbrar los pesares y "pecadillos" de tan respetables hombres. Por su parte, Norbert Elías, en El proceso de la civilización, recuerda que el esquema que priva en la Iglesia fue concebido con ideas herético-rigorista-conciliadoras, constituidas por formas de control. Primero, el celibato, impuesto a los curas que planteaban los rigoristas. Segundo, el dominio total de los heréticos renuentes a someterse a tales controles, lo que supuso luchas internas; y, tercero, mediante la unión eclesiástica y la secular, se buscó el entendimiento. Desde esta perspectiva, los Papas hicieron esfuerzos para organizar su Iglesia; pero en la constitución individual del cura, ¿hubo un proceso de transformación? Quien toma los hábitos, ¿aspira realmente a ser cura? Hoy cuando el escándalo sexual sacude a la Iglesia católica y ocupa extensos espacios en los medios de información del mundo, obliga a preguntarse si sólo es cuestión de "agonía existencial" de los sacerdotes o desacato a las leyes de la Institución que representan, que les impide asumir la condición humana como individuos y como miembros de una sociedad.

Felizmente existe la ficción, pero, ¿cuáles son las realizaciones culturales y sociales concretas de ese modelo en la literatura? Como realidad social se percibe la figura del cura frente a los fieles en posición de actor. Es innegable que para la literatura el sacerdote es moldeado para ejercer una suerte de fascinación, de poder mágico sobre sus feligreses. Es un hombre que actúa serio, grave, sentimental, para ofrecer un comportamiento especial que refleja en su voz y movimientos. Stendhal dice de Sorel: "Cuánto trabajo se tomaba para conseguir esa fisonomía de fe ferviente y ciega, dispuesta a creerlo todo y a sufrirlo todo".

La Iglesia católica posee una organización interna, que es regulada por un rígido sistema de jerarquías, el cual está íntimamente relacionado con el origen social de sus miembros. Stendhal retrata a Julián Sorel como ese pobre campesino que aspira a ser cura para mejorar económica y socialmente; ingenuo ve en la figura del Papa un Dios "mucho más poderoso, terrible y poderoso que el otro". Descripción que recuerda a Inocencio III quien llegó a exigir ciega obediencia del clero: "aunque ordene hacer el mal, ya que nadie puede juzgar al Papa". Palabras que remiten también a Unamuno quien en su San Manuel Bueno, mártir, toca el espinoso punto de la infalibilidad papal.

El clero en muchos casos puede coincidir con una suerte de estratificación social real en la que cabe la posibilidad que los rangos de mayor grado se encuentren en poder de miembros pertenecientes a la clase dominante; son los que forman la élite intelectual de la Iglesia, mientras que los integrantes de los puestos inferiores generalmente tienen un origen humilde y escasamente intelectualizado, como el sacerdote de la novela de Benjamín Jarnés, El convidado de papel, o el mismo Sorel de Rojo y negro, quien desmoralizado afirma: "Tanto vale el hombre, tanto vale el puesto". En cierto sentido, como se podrá observar, los curas se aparecen como un conjunto de almas extraviadas, pasmadas, al constatar que el camino que eligieron no es el de la salvación, sino el vacío, la mentira.

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¿Qué constituye la dialéctica establecida entre los sacerdotes Sorel, en Rojo y negro,(Stendhal), Mouret, en El pecado del abate Mouret (Zola), Amaro en El crimen del Padre Amaro (Eça de Queiroz), don Manuel en San Manuel Bueno, mártir (Unamuno) Torcy, en Diario de un cura de aldea (Bernanos), Nazarín (Galdós), Luis de Vargas, en Pepita Jiménez (Valera), Fermín de Pas en La Regenta (Clarín), Ceferino, en Cruces sin Cristo (José Gomiz Soler), Mosén Millán, en Réquiem por un campesino español (Sender) o Mosén Jacinto en El cura de Almuniaced (Arana)?

La respuesta está en que no son personajes comunes, sino un símbolo de la lucha que libran en su interior; que viven entre la ansiedad y la angustia; con rasgos y cualidades que alcanzan una dimensión humana. Se trata de sacerdotes católicos comprometidos con sus dogmas institucionales; hermanados en su agonía existencial; enredados en la maraña de las convenciones terrenales impuestas, pero desligados totalmente de su compromiso. Sartre, en El diablo y Dios, tiene una pregunta que desmitifica también la vida del sacerdote católico: "¿Por qué lo permitiste, Dios mío? … te suplico consideres que ya no tengo veinte años y que jamás tuve la vocación del martirio". Pero entonces, ¿qué es la fe para los sacerdotes, si muchos de ellos pasan los días sin que la sientan, como expresa el protagonista de la novela de Tolstoi, El padre Sergio? Tolstoi reconoce la desastrosa decepción del sacerdote, derivada de la contradicción del ministerio, de esa falsa dedicación a la salvación del prójimo y al mismo tiempo una compasión impotente por sí mismo. La emoción interior del padre Sergio es ajena a la credulidad de la gente; sabe que tiene poder ilimitado, autoridad para mandar a sus hijos, pero vive en lucha interna. "Las causas eran dos: la duda y las tentaciones de la carne. Y los dos amigos se levantaban siempre juntos… ¡Dios mío! ¿Por qué no me concedes la fe? La lujuria, sí". Por cierto, existe una bella película inspirada en esta novela, dirigida por los hermanos Taviani, titulada Bajo el sol de medianoche.

Llenos de contradicciones los curas pasean por las páginas de la narrativa; desde el cura vicioso de Rabelais en Gargantúa y Pantagruel, que revela aquella época en la cual la Iglesia no había organizado la disciplina eclesial; de Chesterton El escándalo del padre Brown y El candor del padre Brown; de Bataille, El cura C.; de Anatole France La isla de los pinguinos. Sin duda, mediante el recurso literario los autores aplican una visión estético-literaria que en algunos casos implica una revisión de la historia de la mentalidad de los curas, su psicología y sus actitudes. Por ejemplo, la actitud del cura enamorado.

En la figura del sacerdote enamorado se manifiesta esta alusión de incapacidad que tanto preocupaba a Gregorio Nacianceno. La vida terrena de estos curas se hunde en la fealdad, lejos de los límites divinos. Como el padre Amaro recreado por Eça de Queiroz en El crimen del padre Amaro, imagen de un hombre perverso y ambicioso que finge una vocación que no tiene; cuyos estudios, ayunos, penitencias podían domar su cuerpo, darle hábitos maquinales, "pero dentro los deseos se agitaban como un nido de víboras". Amaro rumia de odio y venganza porque un "miserable escribiente" le arrebata a la muchacha y lamenta no vivir en los tiempos de la Inquisición para denunciarlos. Dominado por las pasiones y un amor malsano, Amaro desembocará en su descomposición moral.


Foto: Milenio

Así como Eça de Queiroz ha sabido mirar la realidad del cura sensual, Leopoldo Alas Clarín, en La Regenta, supo desentrañar esta imagen reveladora al describir lo que Fermín de Pas experimenta: "Qué cosas tan nuevas, o, mejor, tan antiguas, tan antiguas y tan olvidadas estaba sintiendo". Clarín muestra que no son precisamente tristezas místicas las que angustian a De Pas, cuyos pensamientos dejan entrever la intención prohibida y la debilidad de valores morales, al recordar a Ana de Ozores. Y qué decir de Juan Valera que en Pepita Jiménez también cuestiona la vocación religiosa y exhibe la lucha de amor de un seminarista postulante a cura, quien finalmente sucumbe a los encantos de una bella andaluza.

También destaca la conmovedora historia de Émile Zola en El pecado del abate Mouret. Es la historia de Sergio Mouret, cura de Provenza, quien al visitar un enfermo para procurarle auxilio espiritual, sufre un ataque epiléptico que lo mantiene por un tiempo en la casa de Albina, con quien vive una singular historia de amor; recuperado volverá a su iglesia repudiará ese amor, ya que lo considera un "pecado" que pertenece al intermezzo psíquico que sufrió; su actitud causará el suicidio de la amante.

El padre Antonio es otro sacerdote literario en abierta confrontación con su vocación y las reglas de la Iglesia que representa; persigue por las calles de Roma la ocasión de una aventura amorosa. Luego vendrán los latigazos con el cilicio para evitar culpas y encerrar sus soledades. Todo pasa en Los peces de Sergio Fernández. También el padre Chel, rotunda imagen del cinismo, deja entrever una actitud prohibida y debilidad de valores morales; surge de un devaneo poético de Hernán Lara Zavala en De Zitelchén. Consecuente con el talante de los sacerdotes, Chel reclama: "Que nadie me denigre al triste papel de seductor lascivo cuando he sido tan sólo un hombre que ama la justicia y la caballerosidad". Quizá, sólo se trata de dualidades.

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La figura del cura enamorado ocupa la atención de varios escritores, entre ellos Benito Pérez Galdós, que en las novelas Doctor Centeno y Tormento, desarrolla la imagen del padre Polo, un hombre inescrupuloso, cuyas aprehensiones económicas familiares vencieron la repugnancia y le fingieron una vocación que no tenía; sin embargo: "cantó misa". Polo, arrastrado por la pasión y la ambición, vive un amor clandestino con Amparo Sánchez Emperador, quien pertenece a una esfera social distinta a la del sacerdote. Galdós reaparece a su personaje en Tormento. Ahí desarrolla la historia de un amor egoísta, lleno de maldad. Polo se niega a admitir el compromiso de su antigua amante con el indiano Agustín Caballero. Víctima de su enfermiza pasión, persigue a Amparo y no descansa hasta que consigue destruirla.

Es evidente que la literatura en su largo camino desacraliza la figura "santa" del cura y lo presenta debatiéndose entre la tierra y el cielo; lo muestra humano, demasiado, humano; y plantea una realidad: todo hombre lleva consigo, como decía Unamuno, los Siete Pecados Capitales. La ficción revela a una persona que sacrifica su yo por algo genérico con una función social; que transforma su yo individual y lo deposita en una nueva figura colectiva, cuyo comportamiento se maneja con una ética. Cierto, el sacerdote se forja a lo largo de su vida, conforme a un canon, una personalidad religiosa, pero en el fondo de su existencia subyace otra vida nebulosa, ahogada por un deber ser, que muchas veces desemboca en trastornos psicopatológicos, como el caso del padre Polo. Este esquema se viste de humanidad, con tintes sublimes, poéticos, que permite asomarse al interior de la imagen de un sacerdote el cual se percibe escindido entre una voluntad humana y un plan divino. Por eso surgen las preguntas, ¿cómo conciliar los límites de su situación, si es habitante de la tierra pero vive con los ojos puestos en el cielo? ¿Se visualiza elegido de Dios? ¿Comprende el misterio del Universo y el de su propia conciencia?

No cabe duda de que la literatura aproxima a los lectores la observación del estado anímico y profundidad psíquica del sacerdote, representante de Dios en la tierra al mismo tiempo que se desempeña como delegado oficial de una institución que se tambalea. Graham Green en El poder y la gloria crea un personaje laberíntico, perseguido, esclavizado al disimulo, al alcohol y la mentira; la Curia Romana condenó este texto al Índice de libros prohibidos, porque consideró que el retrato de ese cura era un escarnio infamante para la santidad del estado clerical. También André Gide, con desbordada imaginación, expresó esta contradictoria complejidad en Los sótanos del Vaticano al señalar: "en quién podía uno confiar sino en el Papa. Si cedía aquella piedra angular… nada merecía ya ser verdad". Intrincada solución que hace conjeturar —desde la perspectiva de Gide— que la abstención del Papa en asuntos delicados supone también una culpa.

Sin pretender reducir la interpretación de los textos citados a un canon convencional de angustia existencial, sino de acotar la coincidencia de un tema, no parece también ajena la fantástica evocación literaria que arroja luz acerca de la amistad de sacerdotes católicos con adolescentes. Es curiosísimo constatar la asombrosa frecuencia, casi obsesiva, de este vínculo en la literatura. Basta un ejemplo: dos novelas de la postguerra civil española: Réquiem por un campesino español de Ramón J. Sender y El cura de Almuniaced de José Ramón Arana; ambos autores, por otra parte, desarrollan, con manifiesta devoción por la palabra, otros matices imaginativos, tan importantes como denunciar la represión de la dictadura de Franco y la vergonzosa actuación de la Iglesia católica. Sin embargo, desde otro ángulo, incitan a plantear el tema de la pederastia en dichas novelas. En fin, en este punto no cabe sino recordar que la ficción es una realidad que se crea y, al mismo tiempo, reafirmar que la imagen del sacerdote católico en la literatura "nada" tiene que ver con la realidad, sino que tal figura constituye sólo una visión poética, de una variada fauna humana que se acoge a la religión, como último refugio de sus desdichas o como medio expeditivo para satisfacer pequeñas y grandes ambiciones.

Milenio
21 de mayo de 2010

lunes, 17 de mayo de 2010

Justice for Child Abuse Victims

The Catholic Church is working against the interests of child abuse victims in state legislatures around the country. In recent weeks, lobbying by the church has blocked measures in Wisconsin, Arizona and Connecticut intended to widen the legal window for victims to file lawsuits against hidden predators.

We urge the New York State Legislature to rise above intense lobbying by the New York State Catholic Conference and Orthodox Jewish officials and pass the overdue Child Victims Act. Like a similar measure enacted in 2003 by California, it would create a one-time, one-year suspension of the statute of limitations for bringing civil lawsuits over the sexual abuse of children.

Once that window closes, people alleging abuse would have until age 28 to bring a claim. Current law sets the limit at 23 in most circumstances.

The measure recognizes that it typically takes many years before victims are ready to come forward. The measure also recognizes the Catholic Church's history of intimidating victims and burying abuses in church files, creating a shroud of secrecy that extended in many cases until victims were in their 30s or older, well beyond existing time limits for prosecutions or civil lawsuits.

An earlier version of the bill passed the Assembly in 2006, 2007 and 2008, but the Senate, then under Republican control, refused to consider it. Assembly Speaker Sheldon Silver expresses strong support for the latest bill, amended to cover abuses by both religious and non- religious entities. But he is insistent that the Senate act first before requiring his members to cast another politically sensitive vote on the issue.

The Senate Codes Committee is set to consider the measure by mid-June. The committee's chairman, Eric Schneiderman, Democrat of Manhattan, should work to ensure passage of the bill, which has safeguards against the filing of bogus claims.

The Catholic Church fears a wave of costly settlements and damage awards like those that followed California's temporary lifting of the statute of limitations several years ago. Those concerns, and the difficulty of trying to judge decades-old accusations, are outweighed by the need to afford victims a measure of justice, the demands of public safety, and the injustice of rewarding any group for covering up sexual abuse of children.

The New York Times
14 de mayo de 2010

Pagará diócesis de EU más de 20 mdd a víctimas de agresiones sexuales

La diócesis de Burlington aceptó pagará a 26 víctimas de agresiones sexuales y en tres casos más, anunció el obispo de Burlington, Salvatore Matano; venderá parte de su patrimonio inmobiliario

Washington. Una diócesis estadounidense aceptó el jueves pagar más de 20 millones de dólares a víctimas de curas católicos, indicando que para esto vendería una parte de su patrimonio inmobiliario.

La diócesis de Burlington, en Vermont (noreste), aceptó pagar 17.65 millones de dólares a 26 víctimas de agresiones sexuales, así como sumas cuyo monto no ha sido precisado por tres otros casos, anunció el obispo de Burlington, Salvatore Matano, en una carta publicada en el sitio web de la diócesis.

Según Jerry O'Neill, miembro de un estudio de abogados que defendió una gran parte de las víctimas, la suma total supera los 20 millones de dólares.

Para pagar la factura, la diócesis puso en venta el edificio de sus servicios administrativos en Burlington y un campo de ocio de 10.5 hectáreas a orillas del lago Champlain, e hipotecó otros bienes, indicó el obispo.

La mayoría de los casos de pedofilia en cuestión datan de los años 1970 y ponían en causa a dos curas, según O'Neill.

La Iglesia estadounidense ha pagado hasta hoy 3 mil millones de dólares a víctimas de abusos sexuales cometidos por miembros del clero, según el grupo de apoyo a las víctimas Bishop Accountability.

AFP
Mayo del 2010

miércoles, 12 de mayo de 2010

El control total de las conciencias

En más de mil artículos seguidos con fanatismo por los Legionarios de Cristo, se establece la inapelable obediencia a los superiores y el control estricto de su vida, pero también el de sus bienes, salario y propiedades

Ceremonia de consagración de cuatro señoritas en la Parroquia de Santa María de Caná en Madrid. Foto: Regnumchristi.com

Eugenia Jiménez Cáliz

Las revelaciones de la doble vida del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, abrió la caja de Pandora que obligó al Vaticano a buscar una redefinición de la congregación. Su encomienda no acaba allí: en los próximos meses, por disposición del papa Benedicto XVI, se revisará la normatividad del Regnum Christi, el movimiento de católicos creado por el michoacano para tener un control total de la conciencia de sus "soldados rasos" y un ingreso de miles y miles de dólares a cambio del camino a la perfección.

Como un pescador profesional, Marcial Maciel estableció normas de sumisión absoluta para "pescar a los hombres perfectos", y en sus estatutos secretos con mil 57 artículos —una copia obra en manos de M Semanal—, estableció que sólo pueden ser dignos de integrarse al Regnum Christi aquéllos que no sean adictos al "alcohol" o a "la droga", que no "padezcan graves desórdenes psíquicos o anomalías en la conducta sexual", que "estén libres de ambiciones terrenas y no participen en actos públicos o civiles, políticos o sindicales, sólo en sociedades privadas, con plena responsabilidad jurídica y civil".

Un asunto clave para Maciel fue y son las aportaciones económicas de la estructura del movimiento Regnum Christi a la Legión de Cristo. Por eso se establece en el artículo 409 que los miembros de "tercer grado —el más elevado y comprometido, denominado las y los consagrados— al estar en el Movimiento conservarán "la propiedad de sus bienes y la capacidad de adquirir otros, pero no pueden administrarlos por sí mismos"; que todos lo que les sea donado o pagado vía sueldo, "debe pasar al fondo general" de los Legionarios de Cristo; que a los 15 años de pertenencia a éstos deberán donar al fondo la mitad de sus bienes y a los 25 donarlos por completo. Hay que señalar que en teoría las y los consagrados ingresan mínimo a los 18 años (a los 17 con condiciones) pero la realidad es que muchas chicas se incorporan desde los 16, al terminar la preparatoria.

Las cuatro primeras señoritas consagradas en Roma. De izquierda a derecha, Graciela Magaña, Margarita Estrada, Guadalupe Magaña y Patricia Bannon. Foto: Regnumchristi.com

Estos criterios son distribuidos en todos los centros de los consagrados y está prohibida su reproducción; en el articulado se mezclan la normatividad de los Estatutos y la de los reglamentos. Pero el documento oficial aceptado por la Santa Sede en 2004 sólo establece 128 artículos, y el documento completo en uso es de mil 57: esto incluye otras normas como el "Manual de principios y normas" y el "Manual de urbanidad" que le indican a los consagrados cómo caminar o cruzar las piernas. En total se habla de más de dos mil normas sin contar las cartas protocoladas que suman todavía más indicaciones prácticas.

Existe la instrucción de que en los centros de tercer grado se dé antes de la cena una lectura íntegra de uno o dos números de los estatutos y reglamentos que, para completarse, puede prolongarse en capítulos por más de un año. Se les explica en todo momento que esas indicaciones que regirán su vida son por voluntad de Dios y que contravenirlas es contravenirlo a Él. Entre las indicaciones indispensables está la obligación de obedecer ciegamente a la cúpula legionaria: los jefes legionarios tienen un control total de las vidas de las consagradas, como lo indica Irene Alemany, directora de una casa de consagradas, cuando asegura que "la obediencia a los superiores refleja la voluntad de Dios, para nosotros obedecer a los superiores es obedecer a alguien que representa la voluntad de Dios".

Por ese sometimiento tan absoluto, tan sólo un reducido grupo de la Iglesia Católica conoce del todo quiénes son esas mujeres entregadas a los Legionarios, a quienes se les exige no acercarse a los obispos u otros funcionarios de la Iglesia si no está presente un sacerdote legionario porque "a ustedes no les corresponden las relaciones con eclesiásticos". Su trabajo en pocas ocasiones se desarrolla en el exterior, sino principalmente en los colegios de la Legión, consistiendo básicamente en dar clases de materias como ética, moral y desarrollo humano y cuidar dentro de la misma línea a las chicas de los grupos juveniles. Pero su principal objetivo es captar vocaciones y buscar donativos para su manutención y para el crecimiento de "la obra de Dios"; semanalmente tienen que entregar los recursos obtenidos a su director territorial.

Stanislaw Dziwisz, arzobispo de Cracovia y sospechoso de recibir sobornos de Maciel, acompañado por los legionarios Sylvester Heereman y Steven Clarke Foto: Regnumchristi.com

¿Cómo trabajan para obtener esos recursos? Una ex consagrada explicó que a quienes dan clases en los colegios de la Legión se les otorga una lista de sus alumnos y las referencias de la capacidad económica de sus padres; así ellas detectan quiénes son los que podrían dar un mejor donativo y se les insiste para obtener una cita y posteriormente plantearles que su aportación será para invertirlo en programas de jóvenes, aunque realmente ellas desconozcan la utilización del dinero que se les entrega. De no ser autosuficientes en la manutención de las casas, se les da autorización para llamar a sus familias a fin de que éstas les envíen dinero o productos como ropa, alimentos, boletos de avión o el costo de algún necesario tratamiento de salud. Pero ellas no tienen permitido comprar por ellas mismas ningún objeto, necesario o no, siendo éste otorgado previa petición por el director del centro; de recibir un regalo o donativo, tienen que entregarlo de inmediato a la dirección para su distribución: lo más probable es que si un padre preocupado le manda a su hija, digamos, un abrigo, éste será portado por otra persona, generalmente con el desconocimiento del donante del destino final de su donativo. Los directores se aseguran de suprimir lo que tenga apariencia de mundano ya sea en la comida, vestido, descanso, viajes u otras cosas.

Las consagradas también se deben abstener del contacto con albaceas, ejecutores o procuradores civiles: tienen prohibido tomar sobre sí el cumplimiento de legados testamentarios. En las normas que regulan la vida de los consagrados se indica que nadie debe visitar a extraños en sus casas, hablar por teléfono con ellos o comer, a menos de que sea labor de apostolado. Los miembros deberán salir de dos en dos del centro y pueden ser acompañados por una persona del mismo sexo siempre y cuando su madurez y seriedad hayan sido comprobadas. Esto se hace así, se les explica, por el grave peligro que tiene el mundo actual para las vocaciones. Por lo mismo se les otorga competencia a los directores de revisar la correspondencia que llegue para las consagrados, a quienes se les debe impedir (principalmente a los jóvenes) enviar cartas a personas del mismo sexo y procurar que no mantenga correspondencia de carácter social y frívolo con sus propios parientes, así como con alguna amistad que se considere puede dañar o simplemente hacer perder el tiempo.

Álvaro Corcuera saluda a Gabrielle D. Mee, benefactora de la Legión de Cristo, cuya herencia está siendo disputada por la familia y la Orden. Foto: Regnumchristi.com

Como un peligro a las vocaciones también se observa el uso indiscriminado de los medios de comunicación, por ser, indican, un obstáculo para la fidelidad a la que se han comprometido y porque propician frivolidad, indisciplina, pérdida de tiempo y deformación de conciencia. De ahí que tengan prohibido tener en sus habitaciones o despachos radio y televisión y que tengan muy restringido el uso de internet.

Las consagradas deben evitar la lectura de periódicos, revistas o libros, los cuales no están prohibidos pero son evitados porque "pueden poner en peligro su fe", y tienen una larga lista de obras de literatura que por su carácter mundano o por su contenido ideológico, amoral o inmoral se deben excluir por no ser propias para "una alma consagrada".

Se les permite seguir cinco encuentros deportivos al año, al menos que sean Olimpiadas o mundiales de futbol; entonces se les autoriza ver seis encuentros del campeonato, cuidando que éstos no superen los 11 al año. Tienen prohibido asistir a festivales de música ligera, zarzuela, ballet y ópera, pero sí pueden asistir a programas culturales, científicos y audiciones de música clásica. El lazo familiar es limitado a una visita mensual o una llamada telefónica; si la familia es de otro país y no puede viajar para estar con su hijo (a), cada siete años tienen derecho a estar 15 días con sus familiares, pero durante el primer año no pueden recibir visitas de ningún tipo. Los permisos extras se les otorgan si los padres están enfermos o en peligro de muerte, y únicamente por ocho días; no hay permisos para bodas ni otras celebraciones familiares.

El modelo de crucifijo que acompaña a las consagradas durante su vida. Foto: Regnumchristi.com

Pese a que cuando ingresan todas deben ser mujeres sanas —no serían admitidas de otra manera—, la mayoría luego de pocos años padece trastornos de sueño, depresión y gastritis, aunque también esconde estos síntomas pues según indican los estatutos, pueden ser enviadas de vuelta a su casa "aquéllos con enfermedad física o psíquica contraída, incluso ya incorporados al tercer grado, y que según los doctores los incapacite para tener una vida de grupo". También son regresados quienes sean "concubinarios o los que den escándalo permanente con actos externos contra el sexto mandamiento", quienes hayan secuestrado a personas con la fuerza o el engaño, los que han procurado aborto y los que cometen "robos" o "fraudes".

Sin embargo, el cumplimiento de esas normas no es suficiente para mantenerse dentro del Ejército de Dios, también se requiere someterse a una serie de cuestionarios establecidos en el Manual de Exámenes Prácticos integrado por 95 temas, donde no sólo se les cuestiona sobre su fidelidad a Cristo y obediencia a los superiores: a esos "soldados rasos en orden de batalla", como se autodenominan, se les hacen preguntas sobre su virilidad, si han tocado a niños o dejado que éstos los toquen o si se consideran hombres sensuales, afeminados, trabajadores, etcétera.

Los legionarios se han caracterizado siempre por ser pulcros y cuidar su imagen física, por esos se les interroga en el tema "Espíritu de Distinción" sobre si son aseados, si su uniforme no está manchado, arrugado o si su calzado está sucio y, al referirse a la "Reglas de Modestia", se les solicita respondan: ¿Cuándo estoy de pie me encorvo? ¿Cuándo estoy sentando me mantengo recto? ¿Voy dejado mis posturas o me muestro viril? En el tema "Tiempo de Magisterio" se les pregunta: ¿Tengo cuidado singular en la guarda del tacto? ¿Me permito tocar a los niños? ¿Dejo que ellos me toquen a mí?

Señoritas consagradas visitaron en 2006 la tumba de monseñor Rafael Guizar y Valencia, tío de Marcial Maciel. Foto: Regnumchristi.com

Los cuestionarios reflejan, por las preguntas, que están dirigidas principalmente a los hombres, a los futuros sacerdotes de la legión. Sin embargo, en algunos temas se aplican a las mujeres consagradas por igual. Por las 333 páginas de éste manual la regla constante es insistir en cuestionamientos sobre la obediencia total a los superiores y el delatar a los compañeros que se rebelen a las normas; así se mantiene un control de cada uno de los integrantes de la vida consagrada y de los clérigos de los Legionarios de Cristo.

Estos compromisos serán parte de los documentos de la congregación a revisar por quienes designe el Papa Benedicto XVI como visitador para el ala laica de los Legionarios de Cristo en los próximos días; ellos deberán identificar si esto es acorde con el carisma que tiene la orden o si son un mecanismo más de explotación y abuso por parte de Marcial Maciel.

Monseñor Emilio Berlié, arzobispo de Yucatán, con señoritas colaboradoras del Regnum Christi. Lo acompaña el padre José María Sabín. Foto: Regnumchristi.com

Milenio
11/05/2010

lunes, 10 de mayo de 2010

Exlegionarios de Cristo acreditan 160 abusos del fundador

• La grabación clandestina de una reunión en Roma prueba el malestar del movimiento
• Documentados 20 casos de vejaciones en España a cargo de miembros de la orden

JUAN RUIZ SIERRA
MADRID

Hace un par de semanas, poco antes de conocerse que el Vaticano piensa nombrar a un comisario para limpiar y renovar la Legión de Cristo Rey, el vicario general de esta orden, Luis Garza, se reunió durante tres horas en Roma con 250 legionarios. El encuentro, a cuya grabación ha tenido acceso EL PERIÓDICO, es como un termómetro que calibra el estado de ánimo del poderoso movimiento fundado por el mexicano Marcial Maciel, a quien la Santa Sede, tras una investigación de ocho meses, imputa «verdaderos delitos». Protegido de Juan Pablo II, Maciel, fallecido en el 2008 a los 87 años, fue morfinómano, polígamo, padre en al menos cuatro ocasiones y múltiple agresor sexual. «No hay verdad ni transparencia. Me siento traicionado. Hay superiores que todavía tienen fotos del fundador en sus despachos. Es como si yo tuviera una foto de Jack el Destripador», le dice un religioso a Garza, que minutos antes ha solicitado a los reunidos que no pierdan la «ilusión». El símil no es demasiado hiperbólico: una asociación de exlegionarios tiene documentados 160 casos de abusos cometidos por Maciel.
Está, por ejemplo, José Antonio Pérez Olvera. Siendo un novicio, fue citado por Maciel en la enfermería de la congregación en Roma. El fundador de los Legionarios le dijo que su hermano –el de Pérez Olvera, también en la orden– se masturbaba en exceso y que para ayudarle a refrenarse necesitaba una muestra de su semen, pero que no podía pedírselo porque le faltaba «confianza», así que había pensado que, ya que la genética de uno y otro eran similares porque compartían padres, él debía hacer el «esfuerzo»: Maciel acabó masturbando a Pérez Olvera. O el caso de Francisco González Parga, quien en su testimonio da menos detalles, pero afirma haber sido «víctima a corta edad de abusos sexuales directos, perpetrados con engaños premeditados por el padre Maciel». Y así hasta 160.

SUPUESTA DEMENCIA / Durante el reciente encuentro en Roma, Garza, el vicario general, no pone en cuestión la analogía enunciada por su subordinado entre el fundador de la congregación y el asesino en serie más famoso de la historia, e incluso tilda al primero de «demente», pero también dice que los abusos de Maciel nunca llegaron a oídos de sus inmediatamente inferiores. «La Legión intenta ahora transmitir el mensaje de que todo se debía a Maciel, qué él era la única manzana podrida. Pero eso es mentira», sostiene Patricio Cerda, miembro de la orden durante dos décadas y secretario de la Asociación de Ayuda a los Afectados por las Enseñanzas de los Legionarios de Cristo.
Más allá de las 160 vejaciones de Maciel, su grupo tiene documentados otros 40 casos cometidos por otros sacerdotes o religiosos del movimiento, 20 de ellos en España. Todos han prescrito. «Había muchos más abusadores, y eran quienes habían sido previamente agredidos por Maciel. Reproducían las mismas pautas, los mismos esquemas», cuenta Cerda, quien se reunió a finales del pasado año con Ricardo Blázquez, uno de los cinco obispos que se han ocupado de investigar a la orden en todo el mundo; y con Joseph Ratzinger en el 2002, cuando este ocupaba el cargo de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y todavía no era papa. Fue Ratzinger, ya como Benedicto XVI, quien expulsó en el 2006 a Maciel del Vaticano y le ordenó llevar una vida de «oración y penitencia».
Hasta entonces, las denuncias habían llegado sin pausa a la Santa Sede, pero no se tomaron medidas. Maciel era uno de los grandes movilizadores de masas del catolicismo contemporáneo: garantizaba que las plazas y estadios que visitaba Juan Pablo II en sus múltiples periplos por el mundo estuviesen repletos de gente. Y, como publicó hace un mes la revista norteamericanaNational Catholic Reporter en un extenso y muy documentado reportaje, repartió dinero a espuertas entre la jerarquía vaticana –incluido el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado de la Santa Sede entre 1991 y el 2006– para blindarse de las cada vez más serias denuncias y acusaciones.

EL PRETEXTO DE UN FALSO MASAJE / Una víctima a la que se conoce simplemente como Aaron, de nacionalidad irlandesa, explica que en 1995, cuando tenía 16 años y se encontraba en el noviciado de la congregación en Dublín, fue forzado a masturbar al padre Eoghan Devlin con la excusa de que este necesitaba «un masaje». «A finales del 2000, cuando ya había salido de la Legión, leí por vez primera lo que les había pasado a otros legionarios en años anteriores a manos de Maciel –narra Aaron–. Y era lo mismo. Exactamente lo mismo. Maciel pidió a esos niños que lo masajeasen porque estaba enfermo y tenía permiso del papa Pío XII para que lo masturbasen».
El pasado miércoles, el obispo Ricard Watty, otro de los cinco investigadores del Vaticano, también indicó que la siniestra sombra del fundador de la Legión de Cristo –al movimiento, según sus propias cifras, pertenecen 70.000 personas, 800 de ellos sacerdotes– había contaminado a los otros miembros de la orden. «Hay muchos elementos de la personalidad del padre Maciel que sí impregno [al resto del movimiento]. De todo eso hay que liberar a la Legión. Son personas buenas, pero en una cubierta muy dañada, mala», manifestó el prelado a la televisión mexicana Televisa.

LOS MIEMBROS, AHOGADOS / «Nos estamos ahogando –concluye el sincero sacerdote que compara a Maciel con Jack El Destripador en la reunión en Roma con el vicario general de la orden–. Es un poco como el chiste: ‘Mamá, mamá, yo no quiero ir a América’, dice el hijo. ‘Pues cállate, niño, y sigue nadando’, contesta la madre».

sábado, 8 de mayo de 2010

Obispo alemán es investigado por presunto abuso sexual: diario

El caso data de cuando Walter Mixa desempeñaba el obispado de Eichstätt, entre 1996 y 2005.

Augsburgo. La fiscalía de Ingolstadt inició investigaciones contra el cuestionado obispo Walter Mixa por presunto abuso sexual, confirmó hoy en Múnich una portavoz del ministro de Justicia de Baviera.

La noticia se conoció a través del rotativo "Augsburger Allgemeine Zeitung" y, según la información, las sospechas se refieren a un caso que data del tiempo en que Mixa era obispo de Eichstätt entre 1996 y 2005. De acuerdo con el periódico, fue la misma Iglesia católica quien solicitó la intervención de la fiscalía.

"En concordancia con la línea estipulada por la Conferencia Episcopal Alemana se dio conocimiento del caso a las autoridades pertinentes y se hizo la denuncia", dijo hoy una portavoz del obispado.

El 21 de abril, Mixa había puesto ya su renuncia a disposición del Vaticano. Sin embargo, no lo hizo por el presunto caso de abuso sexual que ahora se conoce, sino por numerosas acusaciones según las cuales, durante el periodo en que fue párroco de la ciudad de Schrobenhausen (1975-1996), acostumbraba a golpear brutalmente a niños y jóvenes internados en el hogar que estaba a su cargo.

Al principio el obispo negó las acusaciones y aseguró "desde lo más puro de su corazón" que nunca había ejercido violencia contra jóvenes o niños. Más tarde, sin embargo, admitió que había dado golpes y pidió perdón por todos los errores que pudo haber cometido.

Esos son los únicos cuestionamientos que se hacen al religioso, al que también se acusa también de haber malversado una importante suma de dinero.

A fines de abril se informó a la opinión pública que por disposición de Mixa se había pagado con fondos de la Fundación de Niños Expósitos de Schrobenhausen una importante suma para la adquisición de antigüedades, vino, alfombras, diversos muebles y un solarium para el hogar.

Después de que salieran a la luz las acusaciones, Mixa dijo que no había actuado del todo correctamente con la "asignación financiera" al adquirir esos bienes, y que más tarde había convocado a un bufete de abogados de Múnich para que auditaran los movimientos de dinero.

Después de que en todo Alemania se elevaran voces que exigían su renuncia, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, arzobispo Robert Zollitsch, solicitó públicamente a Mixa que abandonara su cargo, en un gesto que hasta ahora no tiene precedentes en la historia del catolicismo en Alemania.

Ese mismo día, Mixa puso a disposición del Vaticano su renuncia.

Con ella quería librar a la Iglesia de los posibles daños que sus acciones acarrearan y posibilitar un nuevo comienzo, hizo saber la institución entonces.

A fines de abril, Zollitsch viajó junto con el presidente la Conferencia Episcopal de Baviera y arzobispo de Múnich, Reinhard Marx, a Roma, donde tuvo lugar una reunión en la que se informó sobre el caso al papa Benedicto XVI.

De la reunión surgió que la renuncia presentada por el obispo se analizaría detalladamente. La decisión última debe tomarla Benedicto XVI, ya que un obispo sólo puede abandonar su cargo una vez que el Papa haya dado su aprobación para que lo haga.

La Conferencia Episcopal Alemana no se pronunció sobre el caso.

"De nuestra parte no hay toma de posición", fue todo lo que dijo el portavoz de la entidad en Bonn, Matthias Kopp.

DPA
07 de mayo de 2010

jueves, 6 de mayo de 2010

Despide Vaticano a otro obispo irlandés por escándalo de pederastia

El motivo formal de la renuncia correspondió al artículo 401.1 del Código de Derecho Canónico, la ley fundamental de la Iglesia, el cual establece que un obispo debe dimitir si se encuentra imposibilitado para continuar su trabajo “por causas de fuerza mayor”.

Ciudad del Vaticano.- El Papa Benedicto XVI aceptó hoy la renuncia anticipada del obispo irlandés de Clogher, Joseph Duffy, quien reconoció en marzo pasado haber encubierto el caso de un sacerdote pederasta.

La sala de prensa del Vaticano publicó un comunicado en el cual indicó que, tras la dimisión de Duffy el pontífice decidió nombrar como sucesor en su puesto a Liam MacDaid, hasta ahora canciller de la curia de la misma diócesis irlandesa.

El motivo formal de la renuncia correspondió al artículo 401.1 del Código de Derecho Canónico, la ley fundamental de la Iglesia, el cual establece que un obispo debe dimitir si se encuentra imposibilitado para continuar su trabajo “por causas de fuerza mayor”.

En marzo pasado Joseph Duffy reconoció haber ocultado los abusos de un sacerdote en su diócesis de Enniskillen (Irlanda del Norte) en 1989. Con su salida suman cuatro los obispos católicos que dejaron sus puestos por la crisis de los curas pederastas.

Apenas el 22 de abril pasado dimitió James Moriarty, de la diócesis de Kildare y Leighlin, señalado como encubridor de casos de pederastia en aras de cuidar la imagen eclesiástica.

El prelado era uno de los seis jerarcas señalados por la investigación independiente “Reporte Murphy”, que analizó los casos de abusos sexuales en la Dublín en los últimos 50 años.

De ese grupo de seis obispos acusados de encubrir los abusos sexuales a menores, el líder católico había aceptado en diciembre de 2009 la renuncia de Donal Brendan Murray al gobierno pastoral de la diócesis de Limerick.

También en diciembre pasado entregaron en El Vaticano sus respectivas dimisiones Raymond Field y Eamonn Walsh, auxiliares de Dublín también señalados en el informe, se espera que en los próximos meses sean aceptadas oficialmente.

Mientras Dermot O'Mahony ya no ocupa puesto alguno por estar jubilado mientras el otro de los involucrados, Martin Drennan, pastor de Galway y Kilmacduagh se resiste a renunciar.

En marzo de 2009 Benedicto XVI había mandado al retiro anticipado, también por el escándalo de los curas pederastas, a otro cuestionado jerarca irlandés, John Magee, de la diócesis de Cloyne, ex secretario privado de los Papas Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II.

Notimex
06 de mayo de 2010

martes, 4 de mayo de 2010

El silencio del arzobispo Berlié

Sale a la luz otro caso de abuso de una menor por parte de un religioso yucateco. Los hechos datan de 1967 y la demanda fue entablada desde EU en 2002. La Arquidiócesis apenas hace días que removió al responsable.

Luis Castrillón

Documentos de la denuncia de Silvia Chávez Frynak contra el sacerdote Teodoro Baquedano Pech.

La iglesia cerrada, la misa dominical de las 10 de la mañana suspendida, los feligreses católicos de la comunidad de Nolo y el mismo sacristán del templo sin tener idea del paradero del padre Teodoro Baquedano Pech. Cuatro días antes, vía una nota del periódico Washington Post, se había hecho pública en Yucatán una denuncia en contra del clérigo por abuso sexual de una menor, y por lo que parecía el silencio ex profeso de la Arquidiócesis de Yucatán sobre el caso durante ocho años.

Hasta el domingo 25 de abril la Arquidiócesis local, encabezada por el arzobispo Emilio Carlos Berlié Belaunzarán, seguía en silencio. Ni su oficina de prensa tenía información que proporcionar. Con ese mismo sigilo, el padre Baquedano Pech había sido removido de la comunidad de Nolo, municipio de Tixkokob, desde el viernes 23, sin avisar a nadie en la comunidad. Bajo un arco formado por limonarias y una albarrada untada con cal, en su casa, a unos 300 metros de angosta calle de la iglesia del pueblo, Mateo Puch, sacristán de Nolo, comentaba, algo receloso de las preguntas: “No sabría decirle… a mí me vino el padre Amilcar, de Tixkokob, el viernes, y me dijo que el padre Teodoro ya no iba a estar, que él venía ahora a dar la misa y se iba a hacer cargo de las otras iglesias. Dijo que el padre Baquedano no iba a estar ya el domingo, desde el viernes, y que ahora él iba a dar la misa… No dijo a dónde fue el padre, yo no sé, sólo eso me dijo y luego se fue; viene a la misa de las seis, si quiere le pregunta a él, pero el padre Teodoro ya no está aquí”, insistió. Era domingo por la mañana.

La tarde anterior, el sábado 24, la vida de la pequeña comunidad rural, de apenas unos mil habitantes, transcurría normal: los niños llenaban el templo para el catecismo y algunas personas platicaban entretenidas, afuera. De entre los presentes todos coincidieron: “Sí, es un buen padre, muy agradable, lo atiende si viene usted”. El consenso fue que para ver al padre Teodoro Baquedano había que ir el domingo 25 y “agarrarlo” antes de la misa, “para lo que quiera platicar con él”. Lo mismo dijeron las jovencitas encargadas del catecismo y el comisario ejidal del pueblo, Alfredo Cocom, además de otros vecinos. Ninguno sabía que desde el día anterior el padre ya había sido removido del templo y que quizá no volvería más. Apenas tenía ocho meses como titular de esa iglesia.

EL SILENCIO DEL ARZOBISPO
El 21 de abril de este año, el Diario de Yucatán replicaba la nota publicada en el periódico Washington Post, donde se daba cuenta de la denuncia que hacía Silvia Chávez Frynak, luego de advertir y señalar durante 12 años a las autoridades de la Iglesia Católica en Estados Unidos y en México sobre un sacerdote que había abusado sexualmente de ella a finales de los sesenta: Teodoro Baquedano Pech, oriundo de Tixkokob, y en esos días aún párroco de Nolo. Esa tarde, el silencio sobre el caso que la Arquidiócesis yucateca había mantenido por casi ocho años se recrudeció al punto de volverse absoluto. Ni el arzobispo Emilio Berlié Belaunzarán ni el padre Jorge Herrera Vargas, vocero, estaban disponibles. Al día siguiente, Herrera Vargas afirmaba que ese mismo día emitirían un comunicado al respecto, lo que tampoco se cumplió.

En plena organización de los 15 años de la toma de posesión de Berlié Belaunzarán como titular de la Arquidiócesis yucateca, la publicación del hecho habría sacudido hasta los cimientos la misma Catedral de San Ildefonso, en Mérida, la primera construida por la Iglesia Católica en territorio continental en América, al inicio de la colonia. Ni siquiera allí se podía localizar al arzobispo. Un día después, el 22, la oficina de prensa de la Arquidiócesis sólo informaba que Herrera Vargas y Monseñor estaban en un “retiro”, como parte de la “Semana del Seminario” y acompañando en un momento importante a los futuros sacerdotes.

Pero el 21 de abril Berlié Belaunzarán no se enteró de las acusaciones contra el padre yucateco iniciadas en diciembre de 2002, ni de la existencia de Silvia Chávez, quien asegura que cuando tenía 11 años, en 1967, Baquedano abusó sexualmente de ella. El entonces obispo auxiliar de San Francisco, California, John C. Wester, envió una carta al arzobispo yucateco en la que le advertía de los señalamientos de Chávez sobre lo ocurrido en su perjuicio en 1967 y del riesgo que podía ser Baquedano Pech. Wester señala en la carta —proporcionada a M Semanal por Nurith Aizenman, reportera del Washington Post, con autorización de Silvia Chávez y sus abogados— que incluso le había informado del caso al anterior arzobispo, Manuel Castro Ruiz. La carta expone que la agraviada pasó por un proceso de casi 30 años tratando de dejar atrás el caso, pero después, al enterarse que Baquedano Pech seguía en su labor sacerdotal y que podría ser un riesgo para más menores, decidió hacer público el hecho y solicitar el apoyo de la Iglesia Católica en California a través de Wester.

El obispo californiano invitó a Berlié Belaunzarán a comunicarse con él para hablar del tema e incluso con Baquedano Pech para que éste expusiera sus argumentos, pero nada de esto ocurrió. Como única respuesta el padre de Tixkokob fue movido de una comunidad a otra por la Arquidiócesis de Yucatán, entre 2003 y 2010, hasta el pasado viernes 23, cuando fue —se sabría días después— “retirado” como “medida cautelar”.

Lo que sí hubo de parte de la Arquidiócesis fue una carta del padre Gabriel Gamboa Crespo, Vicario Judicial de la Arquidiócesis yucateca, firmada en febrero de 2003 y que responde, en nombre del Arzobispo Berlié, a la solicitud del obispo Wester. El documento —también proporcionado a M Semanal— señala que después de haber hecho la averiguación correspondiente, en la que se omitió dialogar con Chávez Frinak, no hubo indicios que pusieran en duda el desempeño de Teodoro Baquedano. Sin embargo, indica que “hemos tomado todas las precauciones conforme a su prudente consejo de restringirle el acceso a los niños y otras personas adultas vulnerables (sic)”. Pero en Nolo, los niños de la catequesis, aun cuando no la tomaran directamente con Baquedano, lo señalaron como un padre “amigable” y “amable”. Este tenía contacto con toda la feligresía, sin importar la edad.

Emilio Carlos Berlié Belauzarán, obispo de Yucatán, durante la misa por el arribo de la peregrinación anual a la Basílica de Guadalupe. Foto: Paola García

EL “RETIRO” DE BAQUEDANO
Al cierre de esta crónica, se desconoce el paradero de Teodoro Baquedano Pech. La Arquidiócesis de Yucatán sólo emitió un comunicado el lunes 27 de abril pasado en el que condenaba el abuso sexual a menores, manifestaba su solidaridad con las víctimas y sus familias y que “el Sr. Arzobispo deja claro que si alguno de sus sacerdotes comete este grave delito, será enjuiciado penalmente en los ámbitos civil y canónico”. En relación al caso del padre oriundo de Tixkokob, el boletín menciona que “el Sr. Arzobispo ha decidido, como medida cautelar, retirar provisionalmente de su oficio al presbítero Baquedano Pech hasta que se realice una profunda investigación que clarifique su situación legal y canónica, y se logre el esclarecimiento de la verdad”, y añade que “si bien se recibieron advertencias de una supuesta víctima, no contamos con una documentación oficial como base para iniciar contra dicho sacerdote un juicio canónico”. Ello, a pesar de los archivos que le fueron enviados al arzobispo desde 2002 y que incluyen la demanda legal interpuesta por Chávez Frynak con el respaldo de Mike Finnegan y Jeff Anderson, integrantes del despacho Jeff Anderson and Associates, especializados en apoyar a víctimas de abuso sexual por parte de representantes religiosos.

Más allá de la versión oficial pública de la Arquidiócesis, Berlié Belaunzarán no ha tenido comunicación con los medios de información, incluyendo M Semanal, que lo buscaron para declarar sobre los hechos. Silvia Chávez Frynak tampoco ha sido contactada por la Arquidiócesis local, que hasta estos días se ocupaba en preparar los festejos del 29 de abril por el décimo quinto aniversario de la toma de posesión de monseñor Berlié como arzobispo de Yucatán.

El abogado Jeff Anderson en su despacho de Saint Paul, Minnesota. Foto: EFE/Craig Lassig

Entrevista con Mike Finnegan, de Jeff Anderson and Associates

Luis Castrillón: ¿Es satisfactoria para ustedes y para la señora Chávez Frynak la decisión que tomó la Arquidiócesis de Yucatán de “retirar” al padre Baquedano de su labor pública?

Mike Finnegan: Lo más importante para la señora Chávez y nuestro despacho es que Baquedano Pech no esté cerca de niños. A la mayoría de estos sacerdotes se les ha permitido mantener el sacerdocio y tener acceso o cercanía con menores, mientras los obispos sólo manifiestan que deben vigilarlos. Esperamos sinceramente que no sea este el caso con Baquedano Pech. Verdaderamente espero que el arzobispo Berlié comience a tomar con seriedad el problema de los sacerdotes que abusan de menores. Le hemos proporcionado toda la información del caso de Silvia en 2002 y en 2006. Espero sinceramente que el padre Baquedano no vaya a abusar sexualmente de otros niños por la tardanza en alejarlo de su oficio sacerdotal.

LC: ¿Han tenido contacto o se han comunicado con el arzobispo Berlié Belaunzarán en Yucatán o con los abogados de la Arquidiócesis?
MF: No hemos tenido contacto con ninguno de ellos, pero estaremos dispuestos a compartir con ellos toda la información que tenemos sobre el caso.

LC: ¿Qué tan lejos se puede ir ya en este caso?
MF: No estoy seguro acerca de los aspectos criminales del caso, pero la demanda legal fue establecida y por ello no podemos hacer más en este momento. Sin embargo, podemos tratar de hacer todo lo posible para que otros niños no sufran lo mismo que la señora Chávez.

LC: ¿Estaría ahora forzada la Iglesia Católica en Yucatán a exponer públicamente al padre Baquedano y proceder en su contra, previa investigación abierta?
MF: Definitivamente creo que la Iglesia Católica en Yucatán debe proceder contra Baquedano Pech. Incluso, deberían iniciar una investigación en todas las parroquias en las que ofició en México. Además deben averiguar sobre la posibilidad de que exista cualquier otra persona que haya sido violada o abusada sexualmente cuando niño, ya sea por el padre Baquedano o por cualquier otro sacerdote.

LC: ¿Cuál es la experiencia de trabajar en casos como éste?
MF: Estoy profundamente honrado de trabajar con personas con el coraje de la señora Chávez. Es esa gente la que me inspira. Le ha tomado un tremendo esfuerzo y valor hablar y exponer lo que le ocurrió. Jeff y yo continuaremos hacienda todo lo que esté en nuestras manos para asegurarnos que los niños estén seguros y no padezcan este sufrimiento.

Milenio
04 de mayo de 2010

El padrote Maciel, el quinto jinete del Apocalipshit

Jairo Calixto Albarrán

Mujeriego, pederasta y ponedor, opiómano por convicción, lo único que le faltaba a Marcial Maciel Degollado para ganarse aún más el respeto de los hombres, el cariño de las mujeres y la admiración de los niños era que se supiera lo que ya se sabe: que más que padre, era padrote. Un proxeneta de altísimos vuelos que, como afirma el reportaje de Maru Jiménez en MILENIO, había construido un ejército de pupilas ceñidas a férreos estatutos prácticamente colindantes con la esclavitud, para allegarle recursos millonarios a los Legionarios de Cristo y a sí mismo. Donde quiera que estén, los villanos favoritos de México han quedado desbancados: de Carlos Salinas a El Chapo Guzmán, de Kamel Nacif al góber precioso, pasando por Succar Kuri y la maestra Gordillo, no se diga El Mayo Zambada que queda en calidad de botarga para tomarse fotos en la Disneylandia del crimen organizado, no son nada ni nadie comparados con el padrote Maciel, al que sólo le faltó haber sido administrador de las guardería subrogadas del IMSS. O fan del América, como dice don Tacho de Tachotitlán.

Tan así que cuando Calderón les estaba explicando a los inversionistas alemanes la manera tan heroica y patriótica con la que México había enfrentado a los cinco jinetes del Apocalipsis, pensé que se iba a referir a este hombre tan espiritual que no tenía monaguillo aborrecido. Sobre todo porque entre otras muchas cosas, según se puede colegir del propio informe del Vaticano, había tejido una compleja pero eficiente red de connivencias y conciliábulos que le generaron poder y dinero a la orden que atinadamente dirigía. El auténtico crimen organizado. Ya querrían el cártel del Golfo, Los Zetas o La Familia tener tan sólido aparato para exprimirle la cartera a una extasiada feligresía para, según dicen los maestros de la reingeniería financiera, diluir las ganancias en cuentas off shore para escabullirse del SAT del Vaticano que es más duro que la ley antiinmigrante de Arizona. Por cierto, cuando Jelipillo llamó a no ir a turistear ni de shopping a las tierras de la gobernator Brewer, supongo que se refería a nuestros espaldas mojadas que, más por deporte que por necesidad, cruzan la frontera en pos de emoción fuerte.

Lo bueno de todo esto es que en los momentos de crisis sale lo mejor de los grandes personajes. Tal es el caso del cardenal Norbeto Rivera, quien, en su calidad de gran humanista, ya dijo que están magnificando el caso de los padres pederastas. Quizá tenga razón y miles de niños víctimas de abuso sexual por los sacerdotes que ante su Dios juraron protegerlos, deben estar equivocados.

Milenio
04 de mayo de 2010

Maciel fue un psicópata: Sandoval Íñiguez

EL UNIVERSAL
CIUDAD DE MÉXICO MARTES 04 DE MAYO DE 2010
09:38

El arzobispo de Guadalajara, quien sonó como comisario para refundar la Legión de Cristo, afirmó que si el Papa Benedicto XVI lo nombra, “con gusto” asumirá esa labor

El arzobispo de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez, afirmó hoy que el fundador de los Legionarios de Cristo, el mexicano Marcial Maciel (1920-2008) , fue "un psicópata" con "una doble personalidad muy marcada" y cuyos actos, condenados por el Vaticano, fueron deplorables.
En declaraciones a la emisora MVS Sandoval Íñiguez, quien según algunas fuentes suena como posible nuevo comisionado de los Legionarios de Cristo, afirmó al respecto que si el Papa Benedicto XVI le nombra "con gusto" asumirá esa labor, "porque la vida de un hombre de Iglesia es la obediencia" .
Consideró que encabezar en este momento una orden como los Legionarios será para quien asuma la tarea "un trabajo muy grande, muy arduo, pesado y de mucha responsabilidad" .
Sin embargo, se mostró más partidario de que sea un jerarca católico de formación religiosa y experto en congregaciones quien encabece a los Legionarios de Cristo, no uno surgido del clero diocesano, como él.
Para el arzobispo de Guadalajara, Maciel fue "un esquizofrénico de una doble personalidad muy bien definida" , con una vida en la Iglesia y una transformación fuera de ella.
"Para mí que era un desequilibrado mental, un loco para decirlo en otras palabras" , que tuvo conductas "criminales" y que lo que hizo, "nadie lo aprueba" .
En relación con versiones de que el hoy Papa conoció las denuncias por actos contra la moral presentadas contra Maciel antes que fuera castigado, Sandoval dijo que la pederastia fue competencia hasta el año 2001 de la Congregación de Ritos, donde no estaba el entonces cardenal alemán Josep Ratzinger.
Solo en 2001 pasó a ser competencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Respecto a que el difunto papa Juan Pablo II pudo haber sabido de los malos comportamientos de Maciel, Sandoval Íñiguez dijo que no lo creía cierto y que le recibía "como el fundador de una gran orden" .
"El Papa no era un adivino, no sabe las conductas de todos los que están por debajo de él" , sostuvo.
Sandoval Íñiguez reconoció que con los casos de pederastia que han aflorado en los últimos meses, la Iglesia enfrenta una crisis singular, sin referentes cercanos.
Finalmente recordó que en el caso que afecta a Maciel "se trata de un mexicano" , lo que en lo personal a Sandoval le duele.
"Todos los demás fundadores de grandes órdenes son santos, o sea, salieron bien, y el único gran fundador es este mexicano y salió mal" , apuntó.
El pasado 1 de mayo el Vaticano explicó que la investigación sobre los Legionarios de Cristo, realizada por cinco obispos a lo largo de ocho meses, reveló que las denuncias por "gravísimos y objetivamente comportamientos inmorales" del padre Maciel fueron confirmadas "por testimonios incontrovertibles" .
A Maciel se le considera culpable de abusos sexuales de menores seminaristas y de llevar una doble vida, con al menos dos mujeres de las que presuntamente tuvo tres hijos.
Durante la Visita Apostólica (investigación) , los obispos se reunieron personalmente con más de mil legionarios y tomaron testimonio escrito a centenares de ellos.
La Iglesia católica se comprometió a no dejar "solos" ni a los legionarios ni los miembros del movimiento Regnum Christi, formado por laicos: "la Iglesia tiene la firme voluntad de acompañarlos y ayudarlos en el camino de la purificación que les espera" .
La Congregación fundada en 1941 está establecida en 18 países y compuesta por 800 sacerdotes y 2.600 seminaristas, a los que hay que sumar 70 mil laicos del movimiento Regnum Bhristi.

lunes, 3 de mayo de 2010

Maciel consagró a 900 mujeres... para explotarlas

Los obispos visitadores se sorprendieron al conocer la existencia de consagradas en el Regnum Christi y de la rigurosa normatividad en la que viven, la cual no aceptaría la Iglesia católica en la actualidad.

Eugenia Jiménez

Para el fundador de Legionarios de Cristo era importante la participación femenina, pero sólo para conseguir donativos

México.- Mujeres sonrientes, con buenos modales, de buena presencia y escasa formación cultural y religiosa, que decidieron consagrar su vida al Regnum Christi de los Legionarios de Cristo, viven sometidas en los centros de la congregación en una esclavitud voluntaria que les impide opinar, tener amistades y cercanía con su familia. Bajo un régimen de control total se les ha utilizado por décadas para obtener recursos y vocaciones. Y todo en nombre de Dios.

A cuarenta años de haberse integrado el primer grupo de consagradas, creado por Marcial Maciel, se descubrió que no están reconocidas por la Santa Sede, incluso los visitadores apostólicos se sorprendieron al conocer de su existencia y de la rigurosa normatividad en la que viven, la cual no aceptaría la Iglesia católica en la actualidad.

Actualmente son cerca de 900, provenientes de España, México, Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania y Nueva Zelanda, principalmente. En el país son aproximadamente 300 en sus centros instalados en Monterrey (hay dos casas, una con 50 y otra con 150 jóvenes recién consagradas), Distrito Federal (cinco casas), Puebla, León, Saltillo, Mérida, Guadalajara y Cotija.

Perdidas en el laberinto de esa normatividad, han creado una figura “híbrida” que fue aprovechada por su fundador, que las convirtió en su ejército femenil. Tan sólo para el cumpleaños de éste, cada 10 de marzo se les solicitaba un “regalo económico”, un cheque aproximado de 250 mil dólares, cantidad que cada año se intentaba superar.

Según los Estatutos del Regnum Christi (RC), en el capítulo dedicado al tercer grado, de los que tiene copia MILENIO Diario, se establece un total sometimiento de juicio y se les exige que a los 15 años de haber sido consagradas entreguen la mitad de sus bienes patrimoniales presentes y futuros a la Legión y a los 25 años el total de éste, de los cuales no se dispondrá en vida de la donante, sólo de su usufructo.

Además, se indica que si cuentan con bienes al integrarse al RC los podrán conservar, y adquirir más, pero no administrar. Y podrán disponer del usufructo de éstos, pero sólo para obras de caridad y de ayuda al movimiento legionario.

A estas jóvenes diseñadas para ser sometidas se les recluta en sus colegios, entre los grupos de colaboradores y las secciones de jóvenes, las consagran desde los 17 años de edad y se les solicita a sus padres, si pueden pagar, 7 mil dólares anuales para su mantenimiento; en México durante varios años se les pedía una mensualidad aproximada de dos mil a tres mil pesos, para cubrir los gastos de la casa en donde vivían.

Son aisladas desde el primer momento en que ingresan, las normas son claras: con sus familiares pueden estar 15 días cada 7 años y una vez al año las pueden ver sus padres, en las ciudades en donde éstas se encuentren. También, tienen derecho a una llamada mensual que realiza la familia. Pero esta regla se puede romper si requieren conseguir recursos para los centros.

Para estas mujeres laicas, que no están consagradas como las religiosas de otras congregaciones, hay permisos especiales para salir del centro e ir con sus familias, los cuales se otorgan en caso de que su padre o madre se encuentren enfermos de muerte, sólo son ocho días, si en ese lapso no fallece, se regresan y es algo extraordinario conseguir otro pase.

Al interior del centro tienen prohibido hablar de lo personal entre ellas. Ahí debe reinar siempre el silencio, excepto en la media hora destinada para la comida y los 10 minutos que se les concede al final del día para charlar. No pueden ayudarse unas a otras en nada sin el permiso de su directora. Todo es controlado, incluso el ir al baño, lo cual tiene que autorizarlo su directora si están en tiempos de convivencia comunitaria.

La inflexible normatividad en la que viven las consagradas las obliga a hablar con su directora cada 15 días de manera confidencial; sin embargo, este diálogo es revelado a sus superiores. Situación que va en contra del derecho canónico (CIC 240,2), la Iglesia no permite que ni siquiera para la ordenación sacerdotal se revelen los contenidos de la dirección espiritual.

También se les asigna uno o dos confesores sacerdotes legionarios, únicos permitidos para confesarse cada semana. Y se les somete a una aplicación de un cuestionario semanal de 45 minutos que las hace sentir culpables y pecadoras, con preguntas como: “¿Soy irresponsable en el empleo del tiempo. Considero la pérdida del tiempo como una falta formal a la pobreza?

Para Marcial Maciel era importante la participación de las mujeres, pero sólo para conseguir donativos y captar vocaciones, porque siempre se opuso a que las consagradas estudiaran. A diferencia de los hombres que ingresan y se integran a las filas de las universidades.

Algunas ex consagradas confiaron a MILENIO Diario que a ellas, desde su adhesión, se les dijo que no era necesario que concluyeran carreras universitarias, algunas por seguir a Cristo abandonaron sus estudios; otras los continúan, pero asesoradas de manera individual por profesoras y aisladas de los centros universitarios.

La mayoría de las profesoras que les imparten los cursos pertenecen a la Legión, tienen poca capacitación y no se han titulado. Estas mujeres pueden estudiar publicidad, técnicas de comunicación humana y pedagogía, entre otras, pero “no la medicina”.

Pese a que el derecho canónico en el número 822 recomienda que se usen los medios de comunicación, pero con prudencia para cuidar la castidad, ellas no tienen acceso a prensa, televisión, radio e internet libre.

Bajo este régimen, un número importante de ellas se enferma y de acuerdo a testimonios de médicos y siquiatras que las atienden, acreditan que son mujeres sanas, pero antes de cumplir 30 años de edad tienen síntomas serios de “fibromialgia, neurosis, colitis, gastritis, transtornos del sueño y depresión”.

Las normas estrictas y los horarios a los que están sometidas les generan ansiedad, “obsesión y perfeccionismo, así como despersonalización, con actitudes regresivas.

En su vida cotidiana “no hay libertad por la opción personal, básica para una vida adulta plena y feliz, por lo que caen fácilmente en desesperación, desánimo y crisis emocionales.

Por eso muchas de ellas no rebasan los 40 años en ese estilo de vida, algunas se van enfermas y afectadas. Pero en una indefensión total, porque de acuerdo con su normatividad, si se enferma síquicamente se le envía de regreso a su casa.

- Claves

Reclutadas

• En sus promesas, además de castidad, pobreza y obediencia, tienen que cumplir otras tres: nunca desear… ni intrigar para alcanzar o conservar cargos o dignidades en el movimiento.

• No criticar jamás externamente, con palabras, escritos o de cualquier otro modo, ningún acto de gobierno, ni la persona de ningún director del movimiento y avisar de inmediato al director quién es el que critica. Evitar la crítica, la murmuración, los particularismos y la intriga, creando un ambiente de estima.

• De las consagradas el 8 de diciembre de 1969 sólo quedan 4, dos hermanas de apellido Magaña; Patricia Bannon (hermana de quien fue director territorial de la Legión en Estados Unidos) y Margarita Estrada.

Milenio
03 de mayo de 2010

lunes, 19 de abril de 2010

Viudas con dinero: De cómo Maciel hizo su imperio (II)

LEER PARTE 1

La estructura financiera del sacerdote involucraba millonarios sobornos a jerarcas católicos, además de fraudes y donaciones sospechosas; el dinero fue la llave que le abrió las puertas del cielo vaticano.

Jason Berry

Roma, en 1946, luego de la Segunda Guerra Mundial y de la caída de Mussolini, estaba en ruinas cuando allí llegó un joven y desconocido sacerdote, con mucho dinero para gastar, buscando citas con los altos oficiales del Vaticano. El vástago de una familia mexicana de la aristocracia provinciana, Marcial Maciel, tenía apenas dos años de ser sacerdote, pero cuando fue ordenado ya era líder de su propia orden religiosa.

Foto: Filippo Monteforte/ AFP

Maciel llegó a Roma vía Madrid, donde buscó las becas de estudio que el gobierno de Franco otorgaba a los seminaristas de países latinoamericanos. El Premier español, Alberto Martín Artajo, le dijo que necesitaba el visto bueno del Vaticano para que sus jovencitos fueran recibidos en España. Amparado por los fondos otorgados por varias de las más ricas familias mexicanas y por su presidente, Miguel Alemán Valdés, consiguió una cita con Clemente Micara, un nuevo cardenal y veterano diplomático papal. El cardenal Micara, de 67 años, estaba obsesionado con reconstruir Roma. Maciel, delgado y alto, de cabello castaño claro y ojos azules, no hablaba italiano, pero Micara hablaba español. Maciel le dio a Micara 10 mil dólares, una suma enorme en una ciudad en ruinas.

La Legión de Cristo: una historia, dictado por Maciel y publicado por la Legión en 2004, no menciona el pago a Micara, pero sí dice que viajaba con “documentos confidenciales y dinero” del Nuncio mexicano para entregarle al cardenal Nicola Canali, gobernador de la Ciudad Estado vaticana. Ambos cardenales ayudaron a Maciel a conseguir una audiencia con el Papa Pío XII, quien simpatizó con la obra. Maciel volvió a Madrid con la aprobación necesaria y en agosto de 1946, él y 34 niños mexicanos viajaron a España. La pregunta es ¿por qué el Vaticano con canales propios de mensajería confiaría documentos secretos a un sacerdote sin pasaporte diplomático? La otra parte de esa historia, el dinero, sería un vistazo al futuro por venir.

Maciel habría entregado 10 mil dólares al cardenal Clemente Micara (izq.) para abrir asi las puertas del Vaticano. Foto: Dmitri Kessel/ AFP

Esos primeros seminaristas y víctimas tempranas dirían años más tarde a a Gerald Renner y a quien esto escribe en un reportaje publicado por The Hartford Courant que vieron a Maciel inyectarse un derivado de morfina llamado dolantina. En 1956, un desquiciado Maciel ingresaría al hospital romano Salvator Mundi. El cardenal Valerio Valeri, prefecto para la Congregación de las Órdenes Religiosas, estaba furioso y preocupado por reportes de cómo Maciel se inyectaba y por su fascinación por los jovencitos. Valeri suspendió a Maciel e hizo que sacerdotes carmelitas tomaran el control de la orden y las casas; comenzaron a investigar a los jovencitos que, años más tarde, admitirían que mintieron para proteger al fundador y a sí mismos: “No sabíamos qué hacer”, dijo Vaca, hoy profesor de psicología en Nueva York. “Nuestras vidas podían terminar”; temían que los investigadores los calificaran de pecadores.

Pero no se hizo pública la suspensión de Maciel, quien viajó por España y Latinoamérica recolectando fondos para un gran proyecto en Roma: la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, cuya primera piedra fue bendecida por Micara. Cuando en 1959 murió Pío XII, Micara, entonces vicario de Roma, firmó una orden reinstalando a Maciel; algo que en el tiempo muerto entre Papas no tenía autoridad para hacer ya que la ley canónica congela las determinaciones oficiales en esos intervalos. ¿Qué podían hacer Valeri y otros ofendidos por Maciel? ¿Gastar su capital político con el nuevo Papa retando a Micara sobre un sacerdote toxicómano y aficionado a los niños, pero que podía conseguir el dinero suficiente para construir una basílica? Maciel fue entonces redimido por una orden ilegal de un cardenal a quien le había entregado 10 mil dólares 13 años antes: Micara quería infraestructura y Maciel tenía el dinero.

El cardenal Valeri suspendió a Maciel por drogadicto Foto: Dmitri Kessel/ AFP

VIUDAS CON DINERO
La estrategia financiera de Maciel se concentró en las mujeres de hombres adinerados. Flora Barragán, viuda de un industrial de Monterrey, fue crucial: luego de su muerte, su hija le confesó a José Barba que 50 millones de dólares de su madre habían ido a parar a las arcas de la Legión, tras lo cual ella fue abandonada. Barba, maestro del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), abrió el caso canónico contra Maciel en 1998; entró en la orden en 1948, a los 11 años, dejándola en 1962, y en entrevista del cuatro de marzo en la Ciudad de México dijo que “Maciel tenía la costumbre de comprar en efectivo. Tenía 27 cuando compró su primer seminario. En 1950 comenzó a construir el Instituto Cumbres con dinero que Flora le regaló. Ese verano también inauguró el Collegio Massimo en Roma. Tenía 30 años. En 1953 quiso construir un colegio en Salamanca, España; yo estuve allí, pero el obispo estaba enfermo y no pudo poner la primera piedra, así que los trabajos comenzaron en 1954, cuando Maciel compró también para otro seminario el viejo spa de Ontenada con todo y su lago. Todo en efectivo. El padre Gregorio López, sacerdote legionario, me dijo que entregaba el dinero envuelto en papel delgado a Leopoldo Corínez, representante de los hermanos que vendieron una de las últimas propiedades de esa familia. No sé la cantidad exacta”. Luego de 1958 las construcciones de Salamanca se hicieron por la generosidad de Josefita Pérez Jiménez, hija de un ex dictador venezolano.

Pero sin duda fue en Monterrey donde Maciel cosechó de manera más que generosa. Tan pronto como en los años cincuenta, la familia Sada le regaló un Chevrolet de lujo para que lo usara en Roma; Maciel pronto abrió en Monterrey sus escuelas privadas, una para niños y otra para niñas, exportando hacia América su modelo escolar diseñado para atraer familias adineradas que luego entrarían al Regnum Christi, “el Movimiento”, donde además de colectar agresivamente recursos económicos se organizaban grupos de estudio para discutir las cartas y discursos de Maciel.

El escándalo, sin embargo, se desató en la Ciudad de México, y el catalizador de la saga legal y la cobertura mediática es el abogado José Bonilla, quien en 2006 demandó a la Legión por el abuso sexual infligido a su hijo de cinco años por un maestro de la escuela legionaria Oxford: el niño le dijo a su mamá que un maestro había mordido su pene. Luego de buscar ayuda médica, la madre, Lisett Aldrete, fue a hablar con la directora, quien los ignoró, por lo que levantaron una denuncia contra Joaquín Francisco Mondragón Rebello, hoy fugitivo de la justicia. Pero la familia Bonilla, en un hecho sin precedentes, ganó el caso civil y compensación económica contra la Legión. Sentado en una salita soleada, habla con ternura de su hijo, el más pequeño de cinco. Su blog, www.conlajusticia.com, es una radiografía de la orden. “El blog”, dice, “es como Raúl me encontró”.

Flora Barragán, una de las millonarias donadoras, con Maciel y el Papa Paulo VI. Foto: Especial

Raúl González Lara Rivas, 29, el segundo de los hijos de Maciel en México, le pidió ayuda legal a Bonilla. Sacerdotes de la Universidad Anáhuac, establecimiento insignia de la Legión en la Ciudad de México, guiaron a Raúl a un fideicomiso que supuestamente Maciel armó para la familia, pero estaba vacío, dijo Bonilla, añadiendo que “la Legión le dio a Raúl la copia de un fideicomiso que supuestamente había sido retirado por Norma (la otra hija en España)”; el abogado cree que los oficiales legionarios trataron de hacer que los medios hermanos se pelearan por la herencia. Mientras la orden juega al ajedrez financiero con Raúl, su petición de compensación por los abusos sexuales que supuestamente sufrió a manos de su padre se ha convertido en un asunto vaticano. En noviembre Bonilla y la familia se encontraron con Ricardo Watty, el visitador mexicano en la investigación sobre la Legión. “Me he visto dos veces con Watty”, dijo Bonilla. “Estaba muy preocupado porque los hijos no tuvieron apoyo. Trató de juntar a las partes para resolver esto; me pareció que tenía instrucciones del Papa o de Bertone (secretario de Estado Vaticano) para arreglar el problema”.

SODANO, EL PROTECTOR DESDE ROMA
Pieza fundamental para cimentar el legado de Maciel en Roma es la universidad Pontificia Atheneaum Regina Apostolorum, y el cardenal Sodano fue central en el crecimiento de ésta y de la Legión: Maciel y Sodano se hicieron amigos en el Chile de los años ochenta, durante la dictadura de Augusto Pinochet. Allí la orden necesitaba para instalarse el permiso del cardenal primado Raúl Silva Henríquez, pero éste tenía una tensa relación con Sodano, entonces Nuncio papal en Chile; Silva se atormentaba por las desapariciones y la tortura características del régimen y Sodano defendía a Pinochet por todos los medios. Además, un grupo importante de obispos chilenos le imploraba a Silva que no admitiera a la Legión, precedida por el mote de Los millonarios de Cristo por su agresividad para colectar dinero. “En una sociedad tan polarizada como Chile”, escriben Andrea Insunza y Javier Ortega en su libro sobre la orden en Chile, “los legionarios encontraron un aliado: el Nuncio apostólico Angelo Sodano”. Al final, Silva capituló ante la presión de Sodano.

José Bonilla ganó su demanda contra la Legión por el abuso sobre su hijo. Foto: René Soto

Años después, en 1989, Sodano, antes de ser nombrado secretario de Estado en el Vaticano, enseñaba inglés en un centro de la Legión en Dublín y tomaba vacaciones en una villa del sur de Italia cortesía de la orden. Siempre huésped de honor en cenas y banquetes de los Legionarios, Sodano se volvió el más fuerte apoyo de Maciel. Glenn Favreau, un abogado de Washington y ex legionario estacionado en Roma, dijo que “Sodano intervenía con oficiales italianos para obtener permisos de rezonificación para construir la universidad” en un plano boscoso del oeste de Roma. Maciel contrataría al sobrino de Sodano como ingeniero consultor de la construcción, pero los legionarios supervisores del proyecto se quejaron con Maciel que el trabajo de Andrea Sodano era lento y malo, y no querían pagarle sus recibos. Hasta que Maciel les gritó: “¡Páguenle, páguenle! ¡Ustedes páguenle!”. Y pagaron. Como uno de los sacerdotes informantes le dijo a este reportero: “¿Sabes que nepotismo viene de la palabra nipote, que es sobrino en italiano?”.

Pero el nepotismo de Sodano viene desde mucho antes. Andrea Sodano es visto como un co-conspirador no indiciado en un fraude de bienes raíces en Estados Unidos, según el agente del FBI que construyó el caso. En 2008 un empresario italiano llamado Rafaello Follieri fue indiciado en Nueva York bajo los cargos de fraude y lavado de dinero en un negocio que llevaba propiedades y parroquias de la Iglesia abandonadas o en ruinas para su venta comercial. Andrea Sodano era el vicepresidente del grupo empresarial de Follieri, y el tío cardenal asistió a la apertura en 2004 de la oficina del grupo en Nueva York, como se recoge en reportes de prensa. National Catholic Reporter informó en marzo tres del 2006 que los folletos de la empresa presumían su “profundo compromiso con la Iglesia Católica y su añeja relación con veteranos miembros de la alta jerarquía vaticana”. Con ese respaldo la firma aseguró el financiamiento del billonario Ron Burkle y sus desarrollos Yucaipa, tras lo cual Follieri comenzó a gastar de inmediato inmensas sumas de dinero en su romance con la actriz Anne Hathaway. Al tiempo que la sociedad Follieri-Yucaipa buscaba propiedades para desarrollar, la oficina de Andrea Sodano en Asti, Italia, mandaba recibos que Raffaello pagaba por giro bancario.

En documentos obtenidos por el FBI se destaca que Sodano cobró 75 mil dólares el 22 de agosto del 2005 por “servicios de ingeniería; el 12 de septiembre 15 mil por trabajo en Atlantic City y luego 80 mil en Orland Park, en la arquidiócesis de Chicago; el 21 de octubre 70 mil en Canyon City (sin precisar en estado); otros 50 mil de nuevo por Orland Park y 75 mil por más “servicios de ingeniería” sin especificar, dando un gran total para ese día de 225 mil dólares. Ninguno de los archivos de una sola cuartilla tiene alguna referencia al trabajo realizado.

José Barba, uno de los ex seminaristas denunciantes de Maciel. Foto: René Soto

En las llamadas semanales con Burkle, Follieri escalaba las demandas de fondos para Sodano, insistiendo en que el Vaticano necesitaba los peritajes para dar la aprobación de la venta de sus propiedades. La sociedad Follieri-Yucaipa le pagó a Andrea Sodano más de 800 mil dólares, hasta que en marzo ocho el cardenal Sodano le envió una queja escrita a Follieri: “Siento es mi deber decirte lo molesto que estoy al escuchar que tu compañía sigue presentándose como una con vínculos con el Vaticano por el hecho de que mi sobrino, Andrea, ha consentido en ocasiones a brindarte sus servicios profesionales de consultoría. No entiendo cómo este molesto malentendido pudo ocurrir, pero es ‘necesario’ que ya no se presente en el futuro. Apelo a tu sensibilidad para que seas cuidadoso respecto a este tema. Le informaré de igual manera a mi sobrino Andrea como a todos los que me han preguntado sobre tu empresa. Te mando mis saludos”.

Cuatro meses después de la carta del cardenal, Raffaello y Andrea volaron a Brasil donde Follieri le entregó un cheque por 25 mil dólares al arzobispo de Salvador Bahía, y otros 85 mil al de Río de Janeiro. “Los beneficiarios de estas transacciones no sabían que Follieri robaba dinero para dárselos”, dice un memorando condenatorio sobre Follieri. En la primavera de 2007, Ron Burkle quiso ver de cerca los reportes de ingeniería de Andrea Sodano. Follieri hizo que un asistente se quedara toda la noche redactándolos y posfechándolos. “Los reportes estaban en italiano”, explica el agente del FBI Theodore Cacioppi. “Eran de entre dos a cinco páginas. Ninguno contenía planos, dibujos técnicos, diagramas, esquemas o nada relacionado a un peritaje de ingeniería”. Los reportes de Sodano eran “casi inútiles, no reflejaban trabajo de ingeniería alguno y con seguridad no valían 800 mil dólares”. El asunto es que mientras Andrea ordeñaba ese negocio, el cardenal Sodano —habiendo prestado su oficina para saludos y parabienes con inversionistas potenciales en la inauguración del grupo de Follieri— comenzó a retractarse: Raffaello Follieri había comenzado a presumirle a nuevos inversionistas que él era el jefe de finanzas del Vaticano.

El ex secretario de Estado Vaticano, cardenal Angelo Sodano, reconocido protector de Maciel e involucrado en sospechosos manejos financieros. Foto: Valentina Petrova/ AFP

Yucaipo demandó a Follieri por 1.3 millones de dólares. Follieri se apresuró a querer pagar pero fue indiciado. El 23 de octubre del 2008, se declaró culpable en 14 juicios de fraude, lavado de dinero y conspiración, y fue condenado a 54 meses en una prisión federal. “Creemos que Studio Sodano (el nombre corporativo de la compañía de Andrea) cobró dinero conseguido por fraude”, confirma el agente del FBI Ted Cacioppi.

Andrea Sodano estaba en la seguridad de su patria italiana cuando Follieri fue arrestado en Nueva York. El documento del gobierno que acusa al segundo de recibir los pagos también dice que el Vaticano recibió “donativos” del fraude, lo que levanta dudas sobre el buen juicio del cardenal Sodano. ¿Que lo impulsó a confiar en un estafador como Follieri? El memorando de condena elaborado por el Procurador General explica: “Follieri creaba la falsa impresión de que tenía ligas con el Vaticano, lo que le permitía conseguir propiedades de la Iglesia a precios de ganga a través de su relación con Andrea Sodano, el sobrino del entonces Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Angelo Sodano (...) y haciendo donativos no autorizados al Vaticano con dinero de sus inversionistas. Follieri utilizó fondos de los inversionistas para pagarle al sobrino por servicios de ‘ingeniería’ que el sobrino nunca llevó a cabo para que el sobrino pudiera viajar con Follieri al visitar a oficiales vaticanos y así ayudarle a Follieri a obtener accesos en el Vaticano. Fue a través de estos conectes como Follieri pudo estar en las misas Papales y, entre muchos otros, obtener su foto con el papa (...) enseñarles los jardines privados del Vaticano a sus amigos y asociados y arreglar visitas privadas de museos vaticanos”.

El memorando continúa: “Follieri también falsamente manifestó que necesitaba arriba de 800 mil dólares para pagar los reportes de ingeniería preparados por el sobrino. Follieri argumentaba que el Vaticano necesitaba ver esos reportes antes de decidir si venderle o no las propiedades”.

Mientras Follieri encontró un amigo en Andrea Sodano, Maciel encontró otro en el tío de Andrea, el cardenal. Maciel tuvo otros problemas cuando construyó la universidad Regina Apostolorum. Quería el reconocimiento vaticano del más alto nivel, como academia pontificia completa, para que la recién llegada compitiera con las mucho más viejas e históricas Luterana y Gregoriana. Para asegurarse esa certificación, fuentes que pidieron el anonimato dijeron que la Legión en 1999 ofreció un Mercedes Benz al fallecido cardenal Pío Laghi, entonces prefecto de la Congregación para la Educación (y antiguo embajador vaticano ante Estados Unidos). Anonadado, Laghi rechazó la oferta, diciendo: “¡Esto es demasiado!”, según un sacerdote que presenció el intercambio. El sucesor de Laghi, el cardenal polaco Zenón Crocholewski, también les rehusó la certificación por lo cual el cardenal Sodano consiguió un estatus debajo del cotizado por Maciel y la Legión.

Maciel murió en un momento cuando su vida iba en caída libre. A fines del 2008 estaba en un hospital de Miami, de acuerdo a un reportaje del 31 de enero de 2010 de los reporteros Sota y Vidal del diario español El Mundo. Aunque el artículo es pródigo en adjetivos sobre el carácter de Maciel, detalla la crisis que le creó a sus sucesores: en el hospital se reunieron Álvaro Corcuera, Evaristo Sada y otros líderes legionarios. Se reporta que Maciel rehusó la confesión, y sus hombres se estremecieron cuando llegaron dos mujeres: Norma y Normita, la mujer y la hija, ésta de 23 años. Fue entonces cuando Maciel exclamó: “quiero quedarme con ellas”.

El empresario italiano Rafaello Follieri, asociado con Andrea Sodano, sobrino del cardenal, fue indiciado en 2008 por fraude y lavado de dinero . Foto: Jeremy Kost/ AP

El artículo continúa diciendo que los sacerdotes legionarios, alarmados por la actitud de Maciel, llamaron a Roma donde Luis Garza, vicario de la orden, supo que estaba ante un grave problema. Consultó con Corcuera y tomó el primer vuelo a Miami. Le dijo al fundador: “le doy dos horas para venir con nosotros o llamo a la prensa y el mundo entero se enterará de quién es usted”. Y Maciel capituló.

Los legionarios llevaron a Maciel a una casa en Jacksonville, Florida, donde peleó contra los Santos Óleos que intentaba administrarle Corcuera. El artículo dice que Maciel rehusó la confesión final, y afirma que “ya no creía en el perdón de Dios”. Una opinión congruente con la sórdida vida de Maciel pero de la cual no hay prueba alguna aunque, al anunciar el ascenso del fundador al cielo inmediatamente después de su muerte, el alto mando de la Legión llevó la propaganda religiosa a un nivel sin precedentes.

Luis Garza, en un correo electrónico de marzo 15 del 2010 en respuesta a la petición de comentarios para esta entrevista contestó: “entiendo que tendrá muchas preguntas. Pero, como dije en un correo anterior, en este punto con la situación como está no hay mucho que yo pueda añadir. Mis disculpas. Continuaré rezando por todos aquellos que sufrieron por las acciones de Maciel. Y espero que usted y sus lectores nos mantengan en sus oraciones. Rezo por usted y su misión como periodista”.

Jason Berry es el autor de No nos dejes caer en Tentación/ Lead Us Not into Temptation y coautor, con Gerald Renner, de Votos de Silencio/ Vows of Silence, documental que explora la saga del Vaticano y el padre Maciel. Una beca del fondo de The Nation Institute apoyó la investigación de este artículo.

www.jasonberryauthor.com

Milenio
18 de abril de 2010

martes, 6 de abril de 2010

El dinero detrás de la influencia vaticana de Maciel


En su tiempo, el padre Maciel fue el mayor recolector de dinero de la Iglesia Católica y figura magnética que reclutaba jovencitos para la vida religiosa. Pero también era un pederasta y un hombre que procreó hijos con varias mujeres. Su vida es un capítulo oscuro en la crisis de abusos sexuales por miembros del clero
Jason Berry
La saga del fundador en desgracia de Los Legionarios de Cristo, una orden opaca y sectaria hoy bajo investigación vaticana, sirve de telón para una historia más oscura de cómo las mentiras y la traición de un hombre deslumbraron a figuras claves de la Curia Romana, y de cómo el dinero de Maciel le ayudó a conseguir protección e influencias. Por años, los líderes de congregaciones vaticanas y el Papa mismo ignoraron múltiples advertencias de que algo estaba podrido en esa comunidad donde los legionarios le llamaban a su líder Nuestro Padre y lo consideraban un santo viviente. Hasta que se conoció su vida secreta.
Porque el carismático mexicano que en 1941 fundara Los Legionarios de Cristo envió ríos de dinero a los oficiales de la Curia Romana con fines muy calculados, según fuentes entrevistadas. Maciel compraba apoyos para su grupo y defensa para sí mismo, no fuera a ser que su vida secreta se descubriera: fue un morfinómano que abusó sexualmente de cuando menos 20 de sus seminaristas entre los años cuarenta y sesenta. El obispo Joseph McGann, de Rockville Centre en Long Island, Nueva York, envió una carta al Vaticano proveniente de un ex legionario con acusaciones muy detalladas en 1976, 1978 y 1989 por los canales oficiales. Nada pasó. Maciel comenzó a tener hijos en los años ochenta —tres de ellos con dos mujeres mexicanas, además de los reportes de una tercera familia de tres hijos en Suiza, según el periódico El Mundo de Madrid. Esto al tiempo que recogía una fortuna de donadores acaudalados y se congraciaba con oficiales de la Iglesia en Roma.
Cuando Maciel murió, el 30 de enero de 2008, los líderes de la Legión anunciaron que el fundador de 87 años estaba en el cielo. Sólo Dios sabe cuál fue el destino de Maciel. Pero el comunicado de la Legión queda como el último acto de decepción de una figura que crea caos aun desde la tumba: en febrero de 2009 los legionarios anunciaron la “sorpresa” de que Maciel tenía una hija. La semana pasada lanzaron otro comunicado ambiguo para pedir perdón a las víctimas de Maciel —cuatro años después de que Benedicto le prohibiera oficiar y lo enviara a “una vida de oración y penitencia” por abusar de seminaristas.
En una ironía brutal para Benedicto —quien lo persiguió a pesar de la presión del principal adalid de Maciel, el cardenal y Secretario de Estado Angelo Sodano— Maciel dejó un imperio eclesiástico estimado por el periódico italiano L’espresso en 25 mil millones de euros y con un presupuesto anual de 650 millones, según el Wall Street Journal. Hace siglos que un escándalo de la Iglesia no tenía esta complejidad. Esta enorme operación financiera está en las manos de un grupo que muchos consideran una secta, un grupo de cuyos líderes se sospecha encubrieron la vida corrupta de su fundador. Mientras el Vaticano lidia con la Legión —y el espinoso problema legal de si la Santa Sede puede intervenir en sus operaciones financieras de largo alcance— tres de los hijos de Maciel exigen una compensación económica, reclamando que la Legión los segregara cuando murió el fundador.
Además de preguntarse si debe desmantelar o “reformar” a la Legión, el Papa está bajo la presión de los casos de abuso sexual en Irlanda y de viejos casos desde Alemania y Wisconsin, casos donde el New York Times ha reportado que omitió disciplinar a pedófilos. El caso Maciel destaca por otra razón: levanta dudas éticas profundas sobre cómo circula el dinero en el Vaticano y sobre si las cantidades que Maciel se supone regaló a varios cardenales son una violación a la ley.
Lo que emerge de decenas de entrevistas en Roma, México y varias ciudades estadunidenses es la saga de un hombre que cortejó a oficiales vaticanos, incluso a aquellos encargados de oficinas que debían investigarlo, entregándoles miles de dólares en efectivo y regales caros. Maciel construyó sus bases cultivando a donadores acaudalados, de manera especial a viudas. Incluso cargando a cuestas acusaciones de pedofilia, Maciel atrajo muchos seminaristas en una era de vocaciones menguantes. En 1994 Juan Pablo II lo declaró “guía eficaz de la juventud”, y continuó alabándolo aún después de que una investigación de Gerald Renner, publicada en el The Hartford Courant en 1997, expuso su toxicomanía y sus abusos a seminaristas. En 1998, ocho de esos ex legionarios montaron un caso canónico para enjuiciar a Maciel en los tribunales del cardenal Joseph Ratzinger. Maciel tuvo el apoyo inamovible de tres figuras centrales: el cardenal secretario de Estado Angelo Sodano, el cardenal Eduardo Martínez Somalo, Prefecto de las Congregaciones Religiosas, y monseñor Stanislaw Dziwisz, secretario particular polaco de Juan Pablo II. En 2004, Juan Pablo, ignorando los cargos canónicos contra Maciel, lo honró en una ceremonia vaticana donde le confió a la Legión la administración del centro de Nuestra Señora en Jerusalén. La siguiente semana Ratzinger decidió autorizar la investigación contra Maciel.
Ese apoyo papal le daba a Maciel la credibilidad para moverse con soltura entre los súper ricos. El mismo 2004, en un acto para recaudar fondos, un camarógrafo lo detectó pasándole los dedos por la solapa al smoking de Carlos Slim, uno de sus principales patrocinadores. Además de los donativos, las escuelas legionarias con altas colegiaturas y bajos salarios subsidiaban las operaciones romanas, dicen fuentes cercanas a las finanzas de la Orden.
Arriba, de izquierda a derecha: Thomas Monaghan, fundador de Domino’s Pizza, Steve McEveety, productor de cine y el ex gobernador de Florida Jeb Bush. Abajo: Mary Ann Glendon, ex embajadora estadunidense en el Vaticano. Derecha, Marcial Maciel con Carlos Slim. Fotos: Archivo, Sonia Kajt/ EFE, Giancarlo Guliani/ EFE y especial
En Estados Unidos, sus patrocinadores son, entre otros, Erik Major, fundador de Blackwater; Steve McEveety, productor de la película de Mel Gibson, La pasión del Cristo (recomendada por la Legión); Thomas Monaghan, fundador de Dominos Pizza y la Universidad Ave María en Florida. Otros que los apoyaron en la red, con artículos, discursos o eventos para recolectar fondos son el ex gobernador de Florida Jeb Bush, hermano del ex presidente; Plácido Domingo; la profesora de leyes de Harvard y ex embajadora estadunidense en el Vaticano Mary Ann Glendon, quien estuvo en la planeación de la compra de la Universidad de Sacramento, la primera de la orden en los Estados Unidos. Dos sacerdotes legionarios son estrellas de los medios: Jonathan Morris, en la cadena Fox, y el profesor de teología de su universidad en Roma, Tom Williams, para NBC en la cobertura de Katie Couric del cónclave de 2005 y luego con la misma periodista en CBS.
Además del padre Fichter, quien hoy tiene una parroquia en Nueva Jersey, dos ex legionarios hablaron con detalle de las prácticas financieras de Maciel en entrevistas en Roma en julio pasado. Estos sacerdotes, y dos más todavía legionarios, pidieron el anonimato por miedo a represalias. Hubo esfuerzos repetidos por obtener las réplicas de los cuatro cardenales, quienes supuestamente recibieron pagos sustanciales por parte de Maciel, pero ni los tres cardenales en Roma ni el cardenal Stanislaw Dizwisz, en Cracovia, respondieron: este último alegó que “no tenía tiempo para una entrevista”, mientras de los jerarcas vaticanos sólo el cardenal Franc Rodé, Prefecto para la Congregación de las Órdenes Religiosas, contestó a través de su equipo que no podía comentar mientras la investigación sobre la Legión estuviera en curso.
Sodano, el anterior Secretario de Estado y hoy decano del cuerpo de cardenales, y el cardenal Eduardo Martínez Somalo, el Camarlengo papal, no respondieron a los mensajes. De haber respondido quizá hubieran aclarado una de las dudas en este barroco drama financiero: ¿Cómo deciden los jerarcas de la Iglesia qué reportar y a quién cuando reciben grandes cantidades de dinero? El Vaticano no tiene leyes que hagan de esos regalos actos ilícitos, pero quienes conocían sus estrategias dijeron que el objetivo de Maciel fue comprometer el arcaico y opaco sistema vaticano con ellos.
La mayor parte de su vida, funcionó

HACIENDO AMIGOS EN LOS LUGARES CORRECTOS
La oficina vaticana con el mayor poder para detener la carrera de Maciel antes del 2001 —año en que Ratzinger convenció a Juan Pablo de consolidar la autoridad de las investigaciones sobre abusos en su propia oficina— era la Congregación para los Asuntos Religiosos, que vigilaba a órdenes como los dominicos, franciscanos y legionarios, entre otras.

Según dos ex legionarios con años de carrera en Roma, Maciel pagó la renovación de la residencia romana del cardenal argentino jefe de esa oficina entre 1976 y 1983, el fallecido Eduardo Francisco Pironio. “Es un regalo mayor”, explica uno de los sacerdotes, quien añadió que los trabajos fueron caros y ampliamente conocidos en las altas esferas de la Orden. “Pironio torció su brazo para firmar la constitución de la Legión”.
Constitución que incluyó los altamente controvertidos votos privados, mediante los cuales todo legionario juraba nunca hablar mal de Maciel o de cualquiera de los superiores, y reportar a cualquiera que lo hiciera. Estos votos básicamente hacían del espionaje una expresión de fe, cimentando la obediencia ciega al fundador; una manera más como Maciel evitaba el escrutinio. Los cardenales consultores del consejo de la Congregación para los Asuntos Religiosos renegaban su aprobación. “Entonces, Maciel llegó hasta el Papa a través de monseñor Dziwisz”, dijo uno de los informantes, “dos semanas después Pironio había firmado”.
Stanislaw Dziwisz era el confidente central de Juan Pablo II, un polaco con habitación en los sectores privados del Palacio Apostólico. Maciel gastó años en cultivar a Dziwisz para llegar a la confianza del Juan Pablo y, bajo sus órdenes, la Legión envió ríos de dinero a Dziwisz en su función de portero de las misas privadas del Papa en el Palacio. Acudir a una misa privada era un raro privilegio reservado al ocasional jefe de Estado, como el Primer Ministro Británico Tony Blair y su familia. Uno de los ex legionarios en Roma dijo que una familia mexicana en 1997 dio a Dziwisz 50 mil dólares luego de asistir a una de esas misas. “Arreglábamos cosas como ésa”, mencionaba. ¿Sabía Juan Pablo II del intercambio de fondos? Eso sólo lo sabe Dziwisz. Dada la vida ascética del entonces Papa y su conocida generosidad los fondos podían haber parado en un obispado del tercer mundo. La biografía de Dziwisz omite el tema y la mención de Maciel o de la Legión, a pesar de que el sacerdote que arreglaba esos encuentros se preocupaba por el frecuente intercambio de dinero entre los legionarios y Dziwisz.
“Esto pasaba todo el tiempo con Dziwisz”, dice un segundo ex legionario que atestiguó esas transacciones y señala que el padre Álvaro Corcuera, sucesor de Maciel desde el 2004, y un par de otros legionarios “subían al tercer piso con Dziwisz donde eran muy bienvenidos. Se les conocía en esa casa”. Luchando por darle contexto a esos donativos, el clérigo continuó: “es para decir que esos laicos son gente buena y piadosa, que sería bueno para ellos conocer al Papa. La expresión aquí es opera carita —hacer un donativo para tus obras de caridad—. Así se hace, sin que nadie sepa a dónde va el dinero. Es una manera elegante de entregar un soborno”. Y recuerda lo que le hizo dejar la Legión: “Me desperté un día y me pregunté, ¿estoy entregándole mi vida a Dios, o a un hombre con problemas? No valía la pena consagrarme a Maciel”.
El obispo de Cracovia Stanislaw Dziwisz. Foto: Milenio

¿QUÉ ES UN SOBORNO?
En términos legalmente realistas, “una manera elegante de entregar un soborno”, ¿es sobornar? No para Nicholas Cafardi, un prominente abogado canónico y rector de la carrera de leyes de la universidad de Duquesne, en Pittsburgh. Cafardi, quien ha hecho consultorías legales para muchos obispos, respondió que bajo el canon 1320 del código, un regalo generoso a un oficial en Roma “califica como hacer una causa piadosa”, y explica que esos fondos no necesitan ser reportados al cardinal vicario de Roma. Un coche no necesita ser reportado, por ejemplo. “Así interpreto la ley. No conozco excepciones en cuanto a que los cardenales tengan que reportar (efectivo) regalos para sus causas pías”.

“Maciel quería comprar poder”, dijo el sacerdote que facilitó la opera carita a Dziwisz y le entregó el sobre a Martínez Somalo. No usó la palabra soborno, pero al explicarse comentó que “llegué a un punto de quiebre respecto a esta cultura de la mentira. Los superiores saben que mienten y saben que tú lo sabes”, apuntó. “Mienten sobre el dinero, de dónde viene, a dónde va y cómo se les regala”. En 1994, Maciel envió a un oficial de la Legión a entregar un millón de dólares a Dziwisz, quien había viajado con Juan Pablo a Polonia. Manejar el dinero era el papel de Dziwisz en la resistencia contra el comunismo en 1980, tal como lo narra Jonathan Kwitney en Man of the Century, una biografía de Juan Pablo II.
“Dziwisz persuadió a las autoridades polacas de prescindir del pago aduanero de bienes importados que llegaban en camiones de 20 toneladas también arreglados por Dziwisz... Muchas camionetas llevaban hasta dos mil dólares en efectivo, en billetes de cinco, 10 y 20 dólares. El dinero se iba a la caja fuerte de la Curia, desde donde el cardenal Macharski retiraba lo que necesitaba. Los fondos venían de colectas, de parroquias italianas desde Comunión y Liberación, y del resto del mundo de diversas órdenes religiosas”.
Como en el donativo de la familia mexicana, lo que resalta del papel de los legionarios no es el hecho, sino el tamaño de los donativos, y lo que, ahora que sabemos de las múltiples vidas de Maciel, él esperaba a cambio. Lo que hizo Dziwisz con el dinero quedó entre él y el Papa. Pero dada la resistencia que opuso Juan Pablo II a investigar a Maciel luego de la demanda canónica de 1998, el líder legionario se debió sentir recompensado.
Cuando el cardenal Eduardo Martínez Somalo sucedió a Pironio en 1994, Maciel despachó al mismo sacerdote que había asistido a la donación de la familia mexicana a Dziwisz, a la casa del hombre que ahora supervisaría a las órdenes religiosas del mundo. El joven sacerdote llevaba un sobre repleto de dinero. “No pestañeé”, recuerda. “Subí a su departamento, le entregué el sobre, me despedí… era una manera de hacer amigos, de asegurarse de ayuda cuando la necesitaríamos, de aceitar los goznes”.
Glenn Favreau, legionario en Roma de 1990 a 97, hoy abogado en Washington DC, recuerda: “De Martínez Somalo se hablaba mucho en la Legión, siempre en el contexto de que era ‘nuestro superior’ porque era nuestro amigo. Un amigo de la Legión”. Favreau, quien nada sabía del donativo a Martínez Somalo, continúa: “Había cardenales que no eran amigos. Tampoco enemigos, pero todos sabíamos quiénes eran. A Pío Laghi no le gustaba la Legión”. Laghi era el anterior nuncio papal para Estados Unidos.
Foto: Vicenzo Pinto/ AFP
La oficina de Martínez Somalo cambió de nombre: la Congregación para losInstitutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica. Pero lo demás siguió igual: de 1994 a 2004, el cardenal español supervisó cualquier queja de órdenes religiosas y de sus jerarcas. En sus archivos, de acuerdo a varios ex legionarios, descansaban cartas datadas desde muchos años antes acusando a Maciel de abusar seminaristas. Cuando el Hartford Courant publicó las acusaciones en 1997 destapando la cloaca, Martínez Somalo no hizo nada. Igual que el resto de la Curia.
Juan Pablo nombró luego a Martínez Somalo Camarlengo, el oficial a cargo del siguiente cónclave. En 2005, fue Martínez Somalo quien, vestido de rojo, salió al balcón a decir “Habemus papam” mientras Ratzinger emergía por primera vez como Benedicto XVI.
Hoy el cardenal a cargo de las órdenes religiosas es Franc Rodé, quien por años y abiertamente simpatizó con Maciel, la Legión y el Regnum Christi. En 2007, Rodé tomó unas vacaciones en Cancún con cargo a la Legión, según uno de los legionarios en Roma. Pero un cardenal rechazó los regalos de Maciel, y ese fue Joseph Ratzinger. En 1997 visitó a los legionarios para darles una disertación en teología. Cuando, al final, se le entregó un sobre para sus obras pías, Ratzinger lo rechazó. “Era muy educado pero muy duro”, dijo un testigo.

EL MODUS OPERANDI
Antes de Navidad, los seminaristas de la orden gastaban horas llenando canastas con botellas caras de vino, brandy y jamones ibéricos de mil dólares la pieza. El padre Stephen Fichter, hoy pastor diocesano de la parroquia del Sagrado Corazón de Haworth, Nueva Jersey, coordinó las oficinas administrativas de la Legión en Roma de febrero de 1998 a octubre de 2000: “Cuando el padre Maciel salía de Roma yo debía proporcionarle 10 mil dólares en efectivo, cinco mil en dólares (estadunidenses) y otros cinco mil en la divisa del país al cual viajaba”, explica. “Nunca dudé del uso bueno y noble de los fondos. Era mi rutina de trabajo. Él estaba fuera de cualquier sospecha y yo me sentía honrado de llenar ese papel. Nunca entregaba recibos y yo jamás me hubiera atrevido a pedírselos”.

“Como legionarios nuestras normas sobre el uso del dinero son muy restrictivas. Si salía y me daban 20 dólares y compraba una pizza le regresaba 15 a mi superior junto al recibo. Lo más triste es lo ingenuos que éramos. Tratábamos de vivir nuestro voto de pobreza por entero y jamás cuestionamos su fidelidad al mismo. Muchos de mis viejos compañeros siguen en la Legión y siento que la pasan muy mal ahora. No quiero que me saquen de contexto. Maciel engañó a tantos. En retrospectiva me lamento de que yo y tantos otros hayamos sido tan crédulos. Afortunadamente, para mí, fue hace muchos años”.
Al obtener su doctorado en sociología de la universidad de Rutgers, Fichter ha trabajado como investigador asociado para el Centro de Investigación Aplicada del Apostolado (CARA) de la universidad de Georgetown. “Estoy muy contento como pastor y con las investigaciones que hago para el bien de la Iglesia. En esta etapa de mi vida, habiendo colaborado con la investigación vaticana de la legión, rezo todos los días por quienes aún son legionarios. Los ayudaré de cualquier modo posible”.
Foto: Jerry Lampen/ Reuters

LA JUSTICIA, RETRASADA
Cuando antiguas víctimas levantaron un caso canónico contra Maciel en 1998 ante la Congregación para la Doctrina de la Fe, Sodano, como secretario de Estado —esencialmente, como el Premier vaticano— presionó a Ratzinger para parar el procedimiento. Como reportó el National Catholic Register en 2001, José Barba, hoy profesor universitario y ex legionario en la Ciudad de México, quien inició el caso ante la oficina de Ratzinger, supo del rol de Sodano de la boca de la canonista encargada desde Roma, Martha Wegan. “Sodano vino (a la Legión) con su familia entera, eran 200, para una comilona cuando fue nombrado cardenal”, recuerda Glenn Favreau. “Y los alimentamos a todos. Cuando se hizo Secretario de Estado hubo otra celebración. Venía a nuestros eventos especiales, como la primera paletada con una pala dorada cuando comenzó la construcción de la casa de Estudios Superiores. Y a la cena después”.

“El cardenal Sodano era el porrista de la Legión”, dice uno de los ex legionarios. “Venía a darnos una plática en Navidad y salía con 10 mil dólares”. Otro sacerdote recuerda un donativo también de 50 mil dólares para Sodano.
En diciembre de 2004, con la salud de Juan Pablo II deteriorándose rápidamente, Ratzinger rompe con la presión de Sodano y le ordena a un canonista, monseñor Charles Scicluna, investigar. Dos años después, ya como Benedicto, aprueba la orden dada a Maciel de abandonar el sacerdocio por el ostracismo en Cotija. La Congregación citó la edad de Maciel como atenuante de un juicio completo.
Un influyente oficial del Vaticano comentó los intentos de Sodano por suavizar el lenguaje del comunicado papal, para alabar a la Legión y a su ala laica de 60 mil miembros, Regnum Christi, sin citar directamente los abusos, a pesar de la campaña que por nueve años sostuvieron (los legionarios) denunciando a las víctimas que los acusaban. El comunicado de respuesta de la Legión comparaba a Maciel con Cristo por rehusar defenderse y aceptar esa “nueva cruz” con “una conciencia tranquila”. Maciel se refugió en Cotija pero internamente la Legión insistía en su inocencia.
Pero en 2009, un año después de su muerte, la Legión mostró su sorpresa al descubrir a una hija de Maciel. La noticia sacudió a la orden y al Regnum Christi, pero en una institución construida sobre el culto a la personalidad, las longevas alabanzas de Juan Pablo II sugerían una herencia de virtud a costa de todo; los oficiales legionarios se apresuraron a suprimir cualquier escepticismo.
Dos sacerdotes legionarios confirmaron que hasta el verano anterior aún se enseñaba la vida virtuosa de Maciel. “Están sufriendo lavados de cerebro, como si nada hubiera pasado”, se quejó uno legionario sentado en una banca a orillas del río Tíber. Gracias a la intervención de Sodano en el lenguaje del documento original, la orden se apegó a la endeble defensa de que el Vaticano nunca mencionó los abusos.
Qué tanto sabían los oficiales de la legión sobre las otras vidas de Maciel —la hija con la madre en Madrid y los tres hijos en México— es un tema significativo en la investigación vaticana. Igual que el dinero que pudo haber gastado en sus familias y cuánto desvió amparado en la máscara de caridad religiosa.
Tras esas preguntas quedan otras sobre el empleo del dinero en el Vaticano. ¿Son simples donativos esos sobres con miles de dólares entregados a cardenales luego de que dan pláticas, dan misa o asisten a cenas? La Legión pide dinero para obras de caridad. ¿Cómo contabiliza eso? ¿Alguien en el Vaticano tiene acceso a escrutar esos libros?
Cuando Dziwisz se hizo obispo en 1998, la orden pagó los costos de su recepción en su centro romano. “Dziwisz ayudó a la Legión de muchas maneras”, dijo uno de los sacerdotes que facilitó los pagos. “Convenció al Papa de celebrar los 50 años de la Legión”. En un libro sobre Maciel publicado en España, el periodista Alfonso Torres Robles le llamó a ese acontecimiento del tres de enero de 1991 “una de las mayores demostraciones de fuerza de la Legión... en la Basílica de San Pedro en Roma, cuando Juan Pablo II ordenó a 60 legionarios al sacerdocio, en presencia de siete mil miembros del Regnum Christi de diferentes países, 15 cardinales, 52 obispos y muchos benefactores millonarios”.
Maciel filmó la celebración y usó una secuencia en un video que la orden vendió hasta 2006. La presencia de Juan Pablo II era una imagen estratégica para su propaganda y el video mostraba a donantes potenciales cuando los seminaristas acompañaban a sacerdotes a sus casas.
La orden ya no circula esos videos. La Legión tiene presencia en 23 países, con docenas de escuelas de élite, casas de formación y algunas universidades. La estrategia de Maciel de comprar influencias se extendió por más de cinco décadas.