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02 de junio de 2010
El equipo jurídico de Obama recomienda a la Suprema Corte que otorgue dispensa a jerarcas católicos de Roma en juicios contra pederastas.
Los pecados se han "sobredimensionado tendenciosamente": Felipe Arizmendi. El prelado afirma que la fuerza de la fe supera el poder de la televisión
México.- El obispo Felipe Arizmendi solicitó a los fieles no ser tentación para los sacerdotes, y los llamó a no alejarse de los curas sólo por los pecados clericales que se han difundido en los medios de comunicación y que se han sobredimensionado.
En su mensaje "¡Vivan los Sacerdotes!", el jerarca católico de San Cristóbal de las Casas puntualizó: "No seas ocasión de que un sacerdote sea infiel a su vocación. Si le significas una tentación, aléjate y exígele que viva con autenticidad su consagración".
En el texto también indicó que aún persiste el clima acusatorio de los medios informativos en contra de la Iglesia, porque "se difunden pecados clericales que son inocultables y siempre detestables, pero que se han sobredimensionado tendenciosamente".
Para el obispo chiapaneco el poder de la televisión es enorme, pero "es mayor la fuerza de la fe y el testimonio de la entrega generosa de la mayoría de los sacerdotes. El pueblo sencillo los quiere y los aclama; les tiene confianza y cariño".
Por eso a los creyentes les sugirió que oraran por el sacerdote que los bautizó para que persevere en su vocación; cuando confiesen sacramentalmente sus pecados ante un sacerdote, "exprésale tu gratitud, pues por su mediación Cristo te perdona, te libera, te levanta, te purifica, te salva".
Solicitó a la feligresía, "al participar en una celebración eucarística, acercarse al sacerdote, al concluir el rito, y manifestarle su agradecimiento. Con mayor razón, agradece a quien te dio la Primera Comunión, a quien presidió tu sacramento matrimonial, a quien fue a visitar a un familiar o conocido tuyo en su enfermedad, a quien con su predicación o sus consejos te ayudó a salir adelante". También los invitó a no negarles a los sacerdotes el "título afectuoso de padre", aunque son también hermanos y servidores.
Arizmendi Esquivel recordó que un catequista ch'ol, de nombre Agustín, al darle la bienvenida, le dijo: "Esta comunidad, junto con la zona, hemos vivido persecuciones, muertes, amenazas y desplazamientos en tiempo de conflictos pasados; hoy, gracias a Dios, con la obra del Espíritu Santo, todos esos dolores se han calmado; hemos tenido el momento de dialogarnos para buscar la paz, y éste es el mejor momento de encontrarnos como hermanos".
Y agregó: "El llegar a este ambiente de reconciliación y de paz ha sido trabajo paciente de los curas, que les han acompañado en sus sufrimientos, sin violentar sus procesos. Por ello, el pueblo les quiere".
Por eso consideró que es muy oportuno lo dicho por el papa Benedicto XVI: "El sacerdote está llamado… a la perfección moral, que debe existir en todo corazón auténticamente sacerdotal; el pueblo de Dios espera de sus pastores también un ejemplo de fe y un testimonio de santidad….Sed conscientes del gran don que los sacerdotes constituyen para la Iglesia y para el mundo; mediante su ministerio".
Secularización aleja de Dios
En el Vaticano, Benedicto XVI advirtió que la secularización "empuja a prescindir de Dios y acaba por negar la dignidad humana en aras de un sociedad regulada sólo por intereses egoístas".
El Papa hizo estas manifestaciones tras el concierto ofrecido en su honor por el patriarca ortodoxo de Moscú y de todas las Rusias, Kiril, en el Aula Pablo VI del Vaticano, con motivo del quinto aniversario del Pontificado, en el que se interpretó música de los grandes compositores rusos de los siglos XIX y XX.
Ratzinger agregó que las raíces cristianas están constituidas, además de por la vida religiosa, por el "inestimable" patrimonio cultural y artístico, que considera un "valioso recurso de los pueblos y de los países en los que la fe cristiana ha dialogado con las culturas y las artes, las ha animado e inspirado, favoreciendo y promoviendo la creatividad y el genio humano".
El Pontífice aseguró que hoy esas raíces "están vivas y fecundas" en Oriente y Occidente y pueden inspirar un nuevo humanismo, "una nueva época de auténtico progreso humano, para responder eficazmente los numerosos y cruciales desafíos que nuestras comunidades cristianas y nuestra sociedades tienen que afrontar".
"Entre esos desafíos, el primero es la secularización, que no sólo empuja a prescindir de Dios y de su proyecto, sino que acaba también por negar la misma dignidad humana, en vistas de un sociedad regulada sólo por egoístas intereses", añadió.
El Papa exhortó a "hacer que Europa respire a pulmón pleno, a dar de nuevo el alma, no sólo a los creyentes, sino a todos los pueblos del continente, a promover la confianza y la esperanza, basándose en la milenaria experiencia de fe cristiana".
Amenazan con cerrar colegio de Legionarios
••• Ante el posible cierre del colegio privado Highlands Los Fresnos, administrado por los Legionarios de Cristo en Boadilla del Monte, dentro de la Comunidad de Madrid, España, la consejera de Educación, Lucía Figar, ha garantizado la escolarización en centros públicos de los alrededor de 200 alumnos a los que podría afectar la medida administrativa.
Figar hizo esas afirmaciones ayer, en rueda de prensa, acerca de la posibilidad de cierre del centro educativo gestionado por la congregación fundada por Marcial Maciel, por incumplir los pliegos de condiciones del contrato que firmaron con el Ayuntamiento.
Por su parte, la congregación insistió en un comunicado que "ha cumplido con sus obligaciones" en la construcción del colegio, a pesar de que el Ayuntamiento cuente con un informe técnico que indica que la organización no cumplió con el pliego de condiciones del contrato de adjudicación.
En dicho comunicado, explican que el centro cuenta actualmente con 202 alumnos hasta cuarto año de primaria, que dispone todavía de 10 aulas vacías, y que la segunda fase del proyecto, que contemplaría el aulario para educación secundaria, no se necesitaría hasta 2012. (México • Redacción)
Eugenia Jiménez y EFE
21 de mayo de 2010
La literatura está poblada de curas torturados por las contradicciones que se suscitan dentro de ellos, en ocasiones alentadas por una vocación extraviada. Stendhal, Tolstoi, Sartre, Gide, Green, Eça de Queiroz, Galdós, son algunos de los muchos autores que han creado sacerdotes alejados del modelo de moralidad y bondad pregonado por la Iglesia católica.
Foto: Mondmann
Yolanda Rinaldi
Stendhal describe al Obispo de Agde, en Rojo y negro, ensayando frente al espejo, con un aire de gravedad, el modo de impartir las bendiciones. De golpe, la imagen plantea la idea de máscara. Agde asume una personalidad para realizar una actividad humana; de forma que hay en su actitud un oficio de vivir. El problema es que enmascarado, finge y mantiene de por vida ese desdoblamiento. Bachelard diría que toma esa máscara como un rostro.
Por fortuna es ficción y sólo la literatura es impostura. Al respecto, a lo largo de la historia de la literatura, infinidad de escritores han concebido personajes de curas católicos torturados y contradictorios, que los revelan prisioneros del doble amor: apegados a su dogma eclesial, pero exaltados ante el hervor incesante de la vida. Tolstoi, Sartre, Gide, Green, Unamuno, Eça de Queiroz, Sender, Bernanos, Arana, Bataille, France, Galdós, Chesterton, Guareschi, Miró, son algunos de los muchos autores que moldean el retrato vital de personajes de sacerdotes en conflicto. Que se construyen para oficiar misa y hablar del mal, de la resignación, del dolor, del sufrimiento, de la promesa de vida eterna. Inclusive, sin detenerse a reflexionar "si Dios oye nuestras oraciones o si incluso existe…", como plantean en un diálogo los sacerdotes en Narciso y Goldmundo, de Hermann Hesse.
En efecto, en la tradición religiosa se habla de que los sacerdotes son los intercesores entre los hombres y Dios; que mediante oraciones y sacrificios conceden imposibles… hasta la promesa de vida eterna; por consiguiente, no es una abstracción que Nietzsche, a ras de tierra, con su "piadosa" ironía e ingenio los denomine "profetas de la muerte".
La imagen intocada del sacerdote ha llegado a justificarse como parte de un orden más alto, de modo que nada hace suponer que la energía de la vida se agita en su interior y menos, aventurar que Clemente de Alejandría se equivocó al asegurar en El pedagogo que los sacerdotes curados ya de las pasiones, exhortan a los demás a cumplir con sus deberes para alcanzar la salvación; los sacerdotes forjan su tarea afianzados en su buena conducta. Stendhal no los concibe así, en Rojo y negro, Sorel se pregunta: "Todos esos curas bribones… ¿tendrán el privilegio de conocer la verdadera teoría del pecado?"
Lo anterior nos representa que en el "reino" terrenal, la conducta de los sacerdotes parte de un complejo esquema de comportamiento moral fijado por la jerarquía católica romana; conducido por una lógica sin falla. Si bien a veces se percibe la sospecha de que también privan la amistad y el afecto en asuntos de su responsabilidad. Ese parece ser el mensaje de la Iglesia católica que se demoró en actuar en el delicado tema que cimbra hoy los sótanos del vaticano. La Curia Vaticana vive una crisis de la que no se puede descargar.
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Gregorio Nacianceno, hacia el año 358 escribió con preocupación: "Se nos confía conducir la grey cuando todavía no hemos aprendido a apacentarnos bien a nosotros mismos", al vislumbrar los pesares y "pecadillos" de tan respetables hombres. Por su parte, Norbert Elías, en El proceso de la civilización, recuerda que el esquema que priva en la Iglesia fue concebido con ideas herético-rigorista-conciliadoras, constituidas por formas de control. Primero, el celibato, impuesto a los curas que planteaban los rigoristas. Segundo, el dominio total de los heréticos renuentes a someterse a tales controles, lo que supuso luchas internas; y, tercero, mediante la unión eclesiástica y la secular, se buscó el entendimiento. Desde esta perspectiva, los Papas hicieron esfuerzos para organizar su Iglesia; pero en la constitución individual del cura, ¿hubo un proceso de transformación? Quien toma los hábitos, ¿aspira realmente a ser cura? Hoy cuando el escándalo sexual sacude a la Iglesia católica y ocupa extensos espacios en los medios de información del mundo, obliga a preguntarse si sólo es cuestión de "agonía existencial" de los sacerdotes o desacato a las leyes de la Institución que representan, que les impide asumir la condición humana como individuos y como miembros de una sociedad.
Felizmente existe la ficción, pero, ¿cuáles son las realizaciones culturales y sociales concretas de ese modelo en la literatura? Como realidad social se percibe la figura del cura frente a los fieles en posición de actor. Es innegable que para la literatura el sacerdote es moldeado para ejercer una suerte de fascinación, de poder mágico sobre sus feligreses. Es un hombre que actúa serio, grave, sentimental, para ofrecer un comportamiento especial que refleja en su voz y movimientos. Stendhal dice de Sorel: "Cuánto trabajo se tomaba para conseguir esa fisonomía de fe ferviente y ciega, dispuesta a creerlo todo y a sufrirlo todo".
La Iglesia católica posee una organización interna, que es regulada por un rígido sistema de jerarquías, el cual está íntimamente relacionado con el origen social de sus miembros. Stendhal retrata a Julián Sorel como ese pobre campesino que aspira a ser cura para mejorar económica y socialmente; ingenuo ve en la figura del Papa un Dios "mucho más poderoso, terrible y poderoso que el otro". Descripción que recuerda a Inocencio III quien llegó a exigir ciega obediencia del clero: "aunque ordene hacer el mal, ya que nadie puede juzgar al Papa". Palabras que remiten también a Unamuno quien en su San Manuel Bueno, mártir, toca el espinoso punto de la infalibilidad papal.
El clero en muchos casos puede coincidir con una suerte de estratificación social real en la que cabe la posibilidad que los rangos de mayor grado se encuentren en poder de miembros pertenecientes a la clase dominante; son los que forman la élite intelectual de la Iglesia, mientras que los integrantes de los puestos inferiores generalmente tienen un origen humilde y escasamente intelectualizado, como el sacerdote de la novela de Benjamín Jarnés, El convidado de papel, o el mismo Sorel de Rojo y negro, quien desmoralizado afirma: "Tanto vale el hombre, tanto vale el puesto". En cierto sentido, como se podrá observar, los curas se aparecen como un conjunto de almas extraviadas, pasmadas, al constatar que el camino que eligieron no es el de la salvación, sino el vacío, la mentira.
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¿Qué constituye la dialéctica establecida entre los sacerdotes Sorel, en Rojo y negro,(Stendhal), Mouret, en El pecado del abate Mouret (Zola), Amaro en El crimen del Padre Amaro (Eça de Queiroz), don Manuel en San Manuel Bueno, mártir (Unamuno) Torcy, en Diario de un cura de aldea (Bernanos), Nazarín (Galdós), Luis de Vargas, en Pepita Jiménez (Valera), Fermín de Pas en La Regenta (Clarín), Ceferino, en Cruces sin Cristo (José Gomiz Soler), Mosén Millán, en Réquiem por un campesino español (Sender) o Mosén Jacinto en El cura de Almuniaced (Arana)?
La respuesta está en que no son personajes comunes, sino un símbolo de la lucha que libran en su interior; que viven entre la ansiedad y la angustia; con rasgos y cualidades que alcanzan una dimensión humana. Se trata de sacerdotes católicos comprometidos con sus dogmas institucionales; hermanados en su agonía existencial; enredados en la maraña de las convenciones terrenales impuestas, pero desligados totalmente de su compromiso. Sartre, en El diablo y Dios, tiene una pregunta que desmitifica también la vida del sacerdote católico: "¿Por qué lo permitiste, Dios mío? … te suplico consideres que ya no tengo veinte años y que jamás tuve la vocación del martirio". Pero entonces, ¿qué es la fe para los sacerdotes, si muchos de ellos pasan los días sin que la sientan, como expresa el protagonista de la novela de Tolstoi, El padre Sergio? Tolstoi reconoce la desastrosa decepción del sacerdote, derivada de la contradicción del ministerio, de esa falsa dedicación a la salvación del prójimo y al mismo tiempo una compasión impotente por sí mismo. La emoción interior del padre Sergio es ajena a la credulidad de la gente; sabe que tiene poder ilimitado, autoridad para mandar a sus hijos, pero vive en lucha interna. "Las causas eran dos: la duda y las tentaciones de la carne. Y los dos amigos se levantaban siempre juntos… ¡Dios mío! ¿Por qué no me concedes la fe? La lujuria, sí". Por cierto, existe una bella película inspirada en esta novela, dirigida por los hermanos Taviani, titulada Bajo el sol de medianoche.
Llenos de contradicciones los curas pasean por las páginas de la narrativa; desde el cura vicioso de Rabelais en Gargantúa y Pantagruel, que revela aquella época en la cual la Iglesia no había organizado la disciplina eclesial; de Chesterton El escándalo del padre Brown y El candor del padre Brown; de Bataille, El cura C.; de Anatole France La isla de los pinguinos. Sin duda, mediante el recurso literario los autores aplican una visión estético-literaria que en algunos casos implica una revisión de la historia de la mentalidad de los curas, su psicología y sus actitudes. Por ejemplo, la actitud del cura enamorado.
En la figura del sacerdote enamorado se manifiesta esta alusión de incapacidad que tanto preocupaba a Gregorio Nacianceno. La vida terrena de estos curas se hunde en la fealdad, lejos de los límites divinos. Como el padre Amaro recreado por Eça de Queiroz en El crimen del padre Amaro, imagen de un hombre perverso y ambicioso que finge una vocación que no tiene; cuyos estudios, ayunos, penitencias podían domar su cuerpo, darle hábitos maquinales, "pero dentro los deseos se agitaban como un nido de víboras". Amaro rumia de odio y venganza porque un "miserable escribiente" le arrebata a la muchacha y lamenta no vivir en los tiempos de la Inquisición para denunciarlos. Dominado por las pasiones y un amor malsano, Amaro desembocará en su descomposición moral.
Foto: Milenio
Así como Eça de Queiroz ha sabido mirar la realidad del cura sensual, Leopoldo Alas Clarín, en La Regenta, supo desentrañar esta imagen reveladora al describir lo que Fermín de Pas experimenta: "Qué cosas tan nuevas, o, mejor, tan antiguas, tan antiguas y tan olvidadas estaba sintiendo". Clarín muestra que no son precisamente tristezas místicas las que angustian a De Pas, cuyos pensamientos dejan entrever la intención prohibida y la debilidad de valores morales, al recordar a Ana de Ozores. Y qué decir de Juan Valera que en Pepita Jiménez también cuestiona la vocación religiosa y exhibe la lucha de amor de un seminarista postulante a cura, quien finalmente sucumbe a los encantos de una bella andaluza.
También destaca la conmovedora historia de Émile Zola en El pecado del abate Mouret. Es la historia de Sergio Mouret, cura de Provenza, quien al visitar un enfermo para procurarle auxilio espiritual, sufre un ataque epiléptico que lo mantiene por un tiempo en la casa de Albina, con quien vive una singular historia de amor; recuperado volverá a su iglesia repudiará ese amor, ya que lo considera un "pecado" que pertenece al intermezzo psíquico que sufrió; su actitud causará el suicidio de la amante.
El padre Antonio es otro sacerdote literario en abierta confrontación con su vocación y las reglas de la Iglesia que representa; persigue por las calles de Roma la ocasión de una aventura amorosa. Luego vendrán los latigazos con el cilicio para evitar culpas y encerrar sus soledades. Todo pasa en Los peces de Sergio Fernández. También el padre Chel, rotunda imagen del cinismo, deja entrever una actitud prohibida y debilidad de valores morales; surge de un devaneo poético de Hernán Lara Zavala en De Zitelchén. Consecuente con el talante de los sacerdotes, Chel reclama: "Que nadie me denigre al triste papel de seductor lascivo cuando he sido tan sólo un hombre que ama la justicia y la caballerosidad". Quizá, sólo se trata de dualidades.
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La figura del cura enamorado ocupa la atención de varios escritores, entre ellos Benito Pérez Galdós, que en las novelas Doctor Centeno y Tormento, desarrolla la imagen del padre Polo, un hombre inescrupuloso, cuyas aprehensiones económicas familiares vencieron la repugnancia y le fingieron una vocación que no tenía; sin embargo: "cantó misa". Polo, arrastrado por la pasión y la ambición, vive un amor clandestino con Amparo Sánchez Emperador, quien pertenece a una esfera social distinta a la del sacerdote. Galdós reaparece a su personaje en Tormento. Ahí desarrolla la historia de un amor egoísta, lleno de maldad. Polo se niega a admitir el compromiso de su antigua amante con el indiano Agustín Caballero. Víctima de su enfermiza pasión, persigue a Amparo y no descansa hasta que consigue destruirla.
Es evidente que la literatura en su largo camino desacraliza la figura "santa" del cura y lo presenta debatiéndose entre la tierra y el cielo; lo muestra humano, demasiado, humano; y plantea una realidad: todo hombre lleva consigo, como decía Unamuno, los Siete Pecados Capitales. La ficción revela a una persona que sacrifica su yo por algo genérico con una función social; que transforma su yo individual y lo deposita en una nueva figura colectiva, cuyo comportamiento se maneja con una ética. Cierto, el sacerdote se forja a lo largo de su vida, conforme a un canon, una personalidad religiosa, pero en el fondo de su existencia subyace otra vida nebulosa, ahogada por un deber ser, que muchas veces desemboca en trastornos psicopatológicos, como el caso del padre Polo. Este esquema se viste de humanidad, con tintes sublimes, poéticos, que permite asomarse al interior de la imagen de un sacerdote el cual se percibe escindido entre una voluntad humana y un plan divino. Por eso surgen las preguntas, ¿cómo conciliar los límites de su situación, si es habitante de la tierra pero vive con los ojos puestos en el cielo? ¿Se visualiza elegido de Dios? ¿Comprende el misterio del Universo y el de su propia conciencia?
No cabe duda de que la literatura aproxima a los lectores la observación del estado anímico y profundidad psíquica del sacerdote, representante de Dios en la tierra al mismo tiempo que se desempeña como delegado oficial de una institución que se tambalea. Graham Green en El poder y la gloria crea un personaje laberíntico, perseguido, esclavizado al disimulo, al alcohol y la mentira; la Curia Romana condenó este texto al Índice de libros prohibidos, porque consideró que el retrato de ese cura era un escarnio infamante para la santidad del estado clerical. También André Gide, con desbordada imaginación, expresó esta contradictoria complejidad en Los sótanos del Vaticano al señalar: "en quién podía uno confiar sino en el Papa. Si cedía aquella piedra angular… nada merecía ya ser verdad". Intrincada solución que hace conjeturar —desde la perspectiva de Gide— que la abstención del Papa en asuntos delicados supone también una culpa.
Sin pretender reducir la interpretación de los textos citados a un canon convencional de angustia existencial, sino de acotar la coincidencia de un tema, no parece también ajena la fantástica evocación literaria que arroja luz acerca de la amistad de sacerdotes católicos con adolescentes. Es curiosísimo constatar la asombrosa frecuencia, casi obsesiva, de este vínculo en la literatura. Basta un ejemplo: dos novelas de la postguerra civil española: Réquiem por un campesino español de Ramón J. Sender y El cura de Almuniaced de José Ramón Arana; ambos autores, por otra parte, desarrollan, con manifiesta devoción por la palabra, otros matices imaginativos, tan importantes como denunciar la represión de la dictadura de Franco y la vergonzosa actuación de la Iglesia católica. Sin embargo, desde otro ángulo, incitan a plantear el tema de la pederastia en dichas novelas. En fin, en este punto no cabe sino recordar que la ficción es una realidad que se crea y, al mismo tiempo, reafirmar que la imagen del sacerdote católico en la literatura "nada" tiene que ver con la realidad, sino que tal figura constituye sólo una visión poética, de una variada fauna humana que se acoge a la religión, como último refugio de sus desdichas o como medio expeditivo para satisfacer pequeñas y grandes ambiciones.
Milenio
21 de mayo de 2010
Los abusos ocurrieron en su mayoría en los años 1950 y 1960. Estas acusaciones están relacionadas con 97 diócesis y 83 de los presuntos autores han muerto, informó.
Dublín. El organismo encargado de la protección de la infancia de la Iglesia Católica de Irlanda recibió en un año casi 200 nuevas acusaciones de malos tratos cometidos por curas a niños, anunció este lunes.
El National Board for the Safeguarding of Children in the Catholic Church (NBSCCC) precisó que en el año transcurrido hasta el 31 de marzo pasado recibió un total de 197 acusaciones de presuntos malos tratos ocurridos en su mayoría en los años 1950 y 1960.
Estas acusaciones están relacionadas con 97 diócesis y 110 instituciones religiosas, y 83 de los presuntos autores han muerto, precisó.
En noviembre de 2009, el informe Murphy, publicado tras tres años de investigaciones, reveló cómo los responsables de la diócesis de Dublín ocultaron abusos sexuales cometidos por curas y religiosos irlandeses a cientos de niños durante décadas.
El NBSCCC subrayó que aunque los medios de comunicación centraron su atención sobre las acusaciones de abusos sexuales, muchas de las acusaciones denunciaban también "presuntos casos malos tratos físicos y morales".
El presidente del citado organismo, John B. Morgan, se refirió a este año como un año de "traumatismo sin precedentes" para los católicos.
Desde el informe Murphy, las revelaciones de casos de pedofilia cometidos por miembros del clero, que la jerarquía fue a menudo acusada de silenciar, se se multiplicaron en Europa y el resto del mundo y llegaron incluso a salpicar al propio Papa, Benedicto XIV, acusado en Alemania y Estados Unidos de haber encubierto ese tipo de delitos.
Morgan insistió en la necesidad de un compromiso de la Iglesia, a todos los niveles, que comportaría "un intenso proceso de reflexión sobre cómo pudieron ocurrir estos atroces abusos contra niños en el seno de la Iglesia Católica irlandesa".
Esta reflexión "debería extenderse a tratar de entender y descubrir qué estructuras de la Iglesia condujeron a la situación que se reveló ante nuestros ojos y cómo deberían modificarse este tipo de estructuras", agregó.
AFP
17 de mayo de 2010
"¿Hacia un clero gay? Antihistoria de un centenario", libro publicado el presbítero Germán Robledo.
Los Angeles. La Iglesia Episcopal estadunidense nombró obispo por segunda vez a una persona homosexual, en este caso a una mujer, cuya elección había provocado una reacción virulenta del jefe de la Iglesia Anglicana, de la cual depende la Iglesia Episcopal.
Mary Glasspool, de 56 años de edad, quien mantiene abiertamente una relación con otra mujer desde 1988, fue nombrada obispo el sábado por la diócesis episcopal de Los Angeles durante una ceremonia que reunió a 3 mil personas.
Es la segunda vez que una persona homosexual es ordenada obispo en la Iglesia Episcopal estadunidense después del nombramiento en 2003 del reverendo Gene Robinson en New Hampshire (noreste).
La elección de Gene Robinson había sumido a la Iglesia Episcopal y a toda la Iglesa Anglicana en una tormenta, provocando un cisma por parte de algunas diócesis y parroquias conservadoras.
Esta ruptura condujo a la Iglesia Episcopal a poner fin al nombramiento de eclesiásticos homosexuales, una prohibición que luego fue retirada.
Mary Glasspool fue elegida obispo por la diócesis episcopal de Los Angeles en diciembre pasado.
El arzobispo de Canterbury y jefe de la Iglesia Anglicana había estimado en ese entonces que su elección generaría "problemas muy serios no solamente para la Iglesia Episcopal y su lugar en el seno de la comunidad anglicana, sino también para la comunidad en su conjunto".
La Iglesia Anglicana cuenta con 77 millones de fieles en el mundo, con 2.2 millones en Estados Unidos.
AFP
17 de mayo de 2010
"¿Hacia un clero gay? Antihistoria de un centenario", libro publicado el presbítero Germán Robledo.
Bogotá.- El sacerdote colombiano Germán Robledo publicó un libro sobre la práctica homosexual al interior del clero de la Iglesia católica local, lo que generó polémica en la suroccidental ciudad de Cali, informó el diario El Tiempo.
De acuerdo con el reporte del influyente rotativo, el autor del libro "¿Hacia un clero gay? Antihistoria de un centenario" mantuvo en secreto el texto ante la comunidad religiosa hasta que salió al mercado esta semana en Cali, donde oficia como sacerdote.
Según Robledo, al menos 30 por ciento del clero caleño tiene una tendencia gay y lo del celibato "es pura apariencia", según lo pudo constatar en su experiencia como presidente del Tribunal Eclesiástico Regional de Cali, cargo que ocupó entre 1980 y 2003.
En el libro, el presbítero narra que en 2001 un colega se fue de celebración "un Viernes de Dolores, día que precede al Domingo de Ramos, y terminó en un motel, sin carro, sin plata, sin ropa y trasladado a otra parroquia para evitar el escándalo".
"Seguí muy de cerca la problemática de los americanos. Hicieron análisis de sus sacerdotes y seminaristas y encontraron un clero americano hacia una tendencia gay y miren dónde llegaron, a problemas de pederastia", dijo Robledo.
Agregó que "problemas que existen entre nosotros en grado peligroso y creciente, como en nuestro clero de Cali donde estoy denunciando que 30 por ciento, por lo menos, es de tendencia gay".
"Hice denuncias hace tres años cuando me di cuenta de que las limosnas que daba la gente pobre eran utilizadas para pagar servicios sexuales. Eso no lo podía tolerar", aseveró.
Robledo explicó a El Tiempo que su libro "trae textos de grabaciones y acusaciones de una parroquia, para los que no han creído cuando hice mis denuncias".
Sostuvo que no pidió permiso a la jerarquía de la Iglesia para escribir el texto, que estimó "muy ortodoxo" y hace planteamientos sobre el celibato con "unas hipótesis sobre el origen y problemática del celibato que dentro del mismo clero no se conoce".
Subrayó que "con motivo del centenario de la Arquidiócesis de Cali, estoy denunciado unos hechos por los cuales hay que pedir perdón, no celebrar un centenario de pajaritos de oro y mariposas muy hermosas. ¡No! Eso es con luces y con sombras".
Notimex
17 de mayo de 2010
The Catholic Church is working against the interests of child abuse victims in state legislatures around the country. In recent weeks, lobbying by the church has blocked measures in Wisconsin, Arizona and Connecticut intended to widen the legal window for victims to file lawsuits against hidden predators.
We urge the New York State Legislature to rise above intense lobbying by the New York State Catholic Conference and Orthodox Jewish officials and pass the overdue Child Victims Act. Like a similar measure enacted in 2003 by California, it would create a one-time, one-year suspension of the statute of limitations for bringing civil lawsuits over the sexual abuse of children.
Once that window closes, people alleging abuse would have until age 28 to bring a claim. Current law sets the limit at 23 in most circumstances.
The measure recognizes that it typically takes many years before victims are ready to come forward. The measure also recognizes the Catholic Church's history of intimidating victims and burying abuses in church files, creating a shroud of secrecy that extended in many cases until victims were in their 30s or older, well beyond existing time limits for prosecutions or civil lawsuits.
An earlier version of the bill passed the Assembly in 2006, 2007 and 2008, but the Senate, then under Republican control, refused to consider it. Assembly Speaker Sheldon Silver expresses strong support for the latest bill, amended to cover abuses by both religious and non- religious entities. But he is insistent that the Senate act first before requiring his members to cast another politically sensitive vote on the issue.
The Senate Codes Committee is set to consider the measure by mid-June. The committee's chairman, Eric Schneiderman, Democrat of Manhattan, should work to ensure passage of the bill, which has safeguards against the filing of bogus claims.
The Catholic Church fears a wave of costly settlements and damage awards like those that followed California's temporary lifting of the statute of limitations several years ago. Those concerns, and the difficulty of trying to judge decades-old accusations, are outweighed by the need to afford victims a measure of justice, the demands of public safety, and the injustice of rewarding any group for covering up sexual abuse of children.
The New York Times
14 de mayo de 2010
La diócesis de Burlington aceptó pagará a 26 víctimas de agresiones sexuales y en tres casos más, anunció el obispo de Burlington, Salvatore Matano; venderá parte de su patrimonio inmobiliario
Washington. Una diócesis estadounidense aceptó el jueves pagar más de 20 millones de dólares a víctimas de curas católicos, indicando que para esto vendería una parte de su patrimonio inmobiliario.
La diócesis de Burlington, en Vermont (noreste), aceptó pagar 17.65 millones de dólares a 26 víctimas de agresiones sexuales, así como sumas cuyo monto no ha sido precisado por tres otros casos, anunció el obispo de Burlington, Salvatore Matano, en una carta publicada en el sitio web de la diócesis.
Según Jerry O'Neill, miembro de un estudio de abogados que defendió una gran parte de las víctimas, la suma total supera los 20 millones de dólares.
Para pagar la factura, la diócesis puso en venta el edificio de sus servicios administrativos en Burlington y un campo de ocio de 10.5 hectáreas a orillas del lago Champlain, e hipotecó otros bienes, indicó el obispo.
La mayoría de los casos de pedofilia en cuestión datan de los años 1970 y ponían en causa a dos curas, según O'Neill.
La Iglesia estadounidense ha pagado hasta hoy 3 mil millones de dólares a víctimas de abusos sexuales cometidos por miembros del clero, según el grupo de apoyo a las víctimas Bishop Accountability.
AFP
Mayo del 2010
¿Qué es la verdad? Comenzamos este libro con esa pregunta, y mi sincera esperanza es que la respuesta sería clara: La verdad no es ninguna opinión o imaginación personal. La Verdad es lo que Dios decreta.Y Él nos ha dado una fuente infalible de la verdad salvadora en Su Palabra revelada.
Para el verdadero cristiano, esto no debería ser un tema complejo. La Palabra de Dios es lo que todos los pastores y líderes de la iglesia se les ordena proclamar, a tiempo y fuera de tiempo - cuando sea bien recibida y aun cuando no lo sea (2 Timoteo 4:2). Es lo que todo cristiano se le manda a leer, estudiar, meditar, y trazar correctamente. Es a lo que estamos llamados y comisionados por Cristo a enseñar y proclamar a los confines de la tierra.
¿Hay misterio incluso en la verdad que Dios ha revelado? Por supuesto. “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos, dice Jehová” (Isaías 55:8). En 1 Corintios 2:16, Pablo parafraseó Isaías 40:13-14: “¿Quién ha conocido la mente del Señor? ¿Quien le instruyo?”
Pero entonces Pablo añade inmediatamente a esto: “Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.” Cristo nos ha dado gentilmente suficiente verdad y comprensión suficiente para equiparnos por cada buena acción - incluyendo la obra de contender seriamente por la fe contra engañadores que tratan de torcer la verdad del evangelio. Aunque no podemos conocer la mente de Dios de manera exhaustiva, sin duda podemos conocer lo suficiente como para ser guerreros por la causa de la verdad contra las mentiras del reino de las tinieblas.
Y se nos manda a participar en esa batalla. Dios mismo dio la voz de llamada a la batalla cuando Su Espíritu movió a Judas a escribir su corta epístola y permanentemente incluirla en el canon de las Escrituras. Esto no es un deber que cualquier fiel cristiano puede eludir. La vida terrenal para el fiel cristiano no puede ser nunca un perpetuo estado de tranquilidad y paz. Es por eso que el Nuevo Testamento incluye tantas descripciones de la vida cristiana como una guerra sin freno: Efesios 6:11-18; 2 Timoteo 2:1-4, 2 Timoteo 4:7, 2 Corintios 6:7; 10:3-5; 1 Tesalonicenses 5:8. Aquellos que no deseen unirse a la lucha contra la mentira y la falsa religión no son verdaderos amigos de Cristo.
El puñado de viñetas de la historia de la iglesia que hemos examinado en conjunto en este libro son sólo una breve introducción a cómo la guerra de verdad se ha luchado en los últimos dos milenios. Puede buscar en cualquier período de la historia de la iglesia y descubrirá este hecho significativo: Cada vez que el pueblo de Dios ha buscado la paz con el mundo o se alió con las falsas religiones, ha significado un período de decadencia espiritual seria, hasta el punto donde a veces la verdad parecía estar en eclipse total. Pero cada vez que los cristianos han contendido ardientemente por la fe, la iglesia ha crecido y la causa de la verdad ha prosperado. Que así sea en nuestro tiempo.
En otras palabras, la Guerra de la Verdad es una buena batalla (1 Timoteo 6:12). Así que peleemos la buena batalla (1 Timoteo 1:18) - por el honor de Cristo y la gloria de Dios.
18 los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos.
19 Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu.
20 Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo,
21 conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.
22 A algunos que dudan, convencedlos.
23 A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne.
Judas 1:17-23