CIUDAD DEL VATICANO (Reuters) - El Vaticano no disciplinó a un sacerdote católico acusado de abusar sexualmente a hasta 200 menores sordos en Estados Unidos desde 1950 a 1970, dado que las leyes de la Iglesia no obligan a un castigo automático, dijo el jueves su portavoz.
El periódico The New York Times reportó el jueves que el Vaticano no apartó de sus funciones al reverendo Lawrence Murphy a fines de la década de 1990, pese a haber recibido claras advertencias de sus obispos de que su caso era serio y podría avergonzar a la Iglesia.
El reporte ocurre en medio de crecientes acusaciones de abuso sexual de sacerdotes en Europa y presión en Irlanda para que el líder católico en ese país dimita por no reportar los casos a las autoridades civiles.
Entre 25 documentos internos de la Iglesia que el periódico subió a su sitio web, hubo una carta de 1996 sobre Murphy dirigida al cardenal Joseph Ratzinger, quien luego se convirtió en el líder de la Congregación para la doctrina de la Fe y después en el Papa Benedicto XVI, lo que indica que había sido informado sobre el caso.
El entonces segundo al mando de Ratzinger inicialmente aconsejó un juicio disciplinario secreto, pero más tarde, en 1998, revirtió su recomendación después de que Murphy apeló directamente a Ratzinger por clemencia. Murphy murió más tarde ese año.
El portavoz del Vaticano, el reverendo Federico Lombardi, dijo en un comunicado que Murphy infringió la ley, pero una investigación civil sobre quejas en su contra a mediados de la década de 1970 fue abandonada y el Vaticano solo supo de las acusaciones 20 años después.
"La cuestión canónica (ley de la Iglesia) presentada a la Congregación no estuvo relacionado con ningún potencial procedimiento civil o criminal en contra del Padre Murphy", expresó Lombardi.
"En tales casos, el código de la ley canónica no prevé penas automáticas", agregó.
La carta de 1996 a Ratzinger enviada por el entonces arzobispo de Milwaukee Rembert Weakland, no fue respondida, precisó el periódico.
Después de ocho meses, Weakland escribió una segunda carta al secretario de la Congregación para la doctrina de la Fe, arzobispo Tarcisio Bertone, quien actualmente es cardenal y el secretario de Estado del pontífice o primer ministro del Vaticano.
De acuerdo a los documentos del sitio web del periódico, Bertone aconsejó en 1997 a Weakland que disciplinara a Murphy, siguiendo los lineamientos de un documento del Vaticano de 1962, que ordena mantener el secreto en el manejo de casos de mala conducta sexual por parte de sacerdotes.
Murphy apeló directamente a Ratzinger en 1998, diciendo que se había arrepentido de sus pecados y que a sus 72 años se encontraba en mal estado de salud. Tres meses más tarde, Bertone se retractó y aconsejó solo "medidas pastorales" para lidiar con él.
Estas medidas son acciones disciplinarias internas.
La diócesis de Superior, en Wisconsin, a donde fue transferido después de que se conocieran los abusos, rechazó el consejo y organizó un juicio interno, pero el trabajo se detuvo con la muerte de Murphy, cuatro meses después.
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