Rodrigo Vera
“¿Qué quieres que te diga de Marcial Maciel?, era un personaje extraordinario; con vicios privados y virtudes públicas; era de una dimensión genial, en el sentido etimológico; una persona extraordinaria; fuente inagotable de talento y energía. Haría falta Dostoievski para narrar su biografía”. Así abrió una entrevista el historiador Jean Meyer. Escribo el resto.
Maciel tenía encanto para seducir y furia para atormentar; encarnaba al cielo y al infierno. Tenía una personalidad esquizofrénica; doctor Jekyll y mister Hyde. Era dos arcángeles: la luz de Miguel y la oscuridad de Luzbel.
Arturo Jurado, Juan José Vaca y José Barba (víctimas en el nombre del padre) cuentan que luego de fornicar como demonio, oficiaba misa como un santo. Recuerdan que sólo verlo invitaba a creer en él y en Dios. En ese orden.
Maciel, venerado fundador de la Legión de Cristo y el Movimiento Regnum Christi, ingresó al seminario de Montezuma, Nuevo México (que salvó al sacerdocio mexicano en tiempos aciagos); pronto lo expulsaron por sodomita. Se cubrió con la sotana del tío, Rafael Guízar y Valencia, obispo de Veracruz; el prelado lo corrió por sus fechorías. El intrépido Maciel consiguió el auspicio del papa Pío XII; creó una congregación de derecha para contrapesar a la izquierda jesuita. Eugenio Pacelli conoció las primeras denuncias contra Maciel; lo retuvo tres años en Roma; le prohibió viajar a México; la Iglesia impidió investigación alguna; los ofendidos no se atrevieron a hablar, ni el Poder Judicial a sentenciar. Se fraguó una farsa bien disfrazada.
“Juan XXIII rehabilita a Maciel, quien regresa a México como miembro del alto clero católico, con impunidad extraordinaria” —apunta Jean Meyer—. Es inusitado en la historia de la Iglesia que alguien haya engañado a tantos, comenzando con los cinco antecesores del Papa Benedicto.
Marcial Maciel es un caso extraordinario; aún muerto, significa otro fracaso. Suma su historia a los escándalos por abusos sexuales de 5 mil sacerdotes católicos en Estados Unidos, Irlanda y Alemania; aberraciones que han costado a la Iglesia dos mil millones de dólares en compensaciones.
¿La Santa Sede protegió a Maciel? En 1982, la congregación de Maciel aportó una suma sustancial para salvar al Vaticano, principal accionista del Banco Ambrosiano, quebrado por la mafia. Se estima que la Legión de Cristo vale 28 mil millones de dólares, producto del binomio educativo e inmobiliario, en 22 naciones. Marcial Maciel era intocable.
Joseph Ratzinger se toma el asunto como una batalla personal. A medida que profundizan las investigaciones, emerge el daño que Maciel ha causado a la Iglesia católica con sus atrocidades. Las opulentas arcas vaticanas están en riesgo; entre compensaciones y decepciones, merman los caudales.
Las vidas ejemplares de los Santos Varones son opacadas por este personaje siniestro, cuya biografía nada tuvo de varonía y sí de sodomía.
Muchos embaucados, ricos y pobres, todos piadosos, rezan por Maciel… piden a Dios que su alma criminal arda en el infierno.
como se hace pendeja la iglesia catolica, en vida nunca lo juzgo y ya muerto pa que quiere calzones
ResponderEliminaranónimo, es una pena que culpes a la Iglesia, ten mas criterio, no puedes culpar a los padres por lo que hacen sus hijos, quién eres tú? acaso tus hijos (si es que llegas a tenerlos o los tienes) tendran la culpa de lo que tú has deshecho de tu vida? idividualiza no generalices.
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